Yo pienso en la poesía de Jamila Medina Ríos como un cuerpo que se tapa la cara con las manos. Un cuerpo de par en par, joven, perfecto en sus defectos, que se tapa la cara con las manos. Lo mejor de su poesía es que está llena, además, de manos. Uno se imagina la cara preciosa, los ojos verdes que te miran como nadie te ha mirado en tu vida entera, los labios medio abiertos o cerrados en mueca con restos de saliva en las comisuras, la nariz exhalando un aire de invierno que calienta, todo eso detrás de muchas manos, dedos, uñas, lenguas, miembros, tentáculos, gusanos, orugas que se mueven invitando y apartando. Miami lleno de fotos de Jamila Medina Ríos. Un grupo de constructores me pregunta «¿quién es esa?» Para seguir leyendo…
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