En los diarios, se (nos) revela ese Baudelaire al desnudo, visceral, en las cimas de la desesperación, cuyos pensamientos aúllan: “He cultivado mi histeria con alegría y terror. Ahora, siempre tengo vértigo, y hoy, 23 de enero de 1862, he sufrido una clara advertencia: la de sentir pasar sobre mí el viento del ala de la imbecilidad”. La primera edición de Les Fleurs du mal es de 1857. Su autor la llamó “diccionario de crímenes y melancolías”. Se agotó en poco más de un año, debido en parte al proceso judicial por obscenidad en que se vio envuelta. “Usted ha dotado al cielo de un rayo macabro”, le escribió Hugo. Asimismo, en aquel contexto, se iniciaría el intercambio epistolar con Flaubert, quien también estaba sumido en un juicio a propósito de Madame Bovary —el novelista sería absuelto; el poeta, condenado. Para seguir leyendo…
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