La puta y el hurón fue un proceso de mucha libertad, de un género complejo, (un género ante el que podría sentirme mucho más «Minipunto» de lo que habitualmente me siento), pero todo ese pánico nunca produjo parálisis. Esta novela me enfermó y excitó, ayudó a que mi relación con la escritura madurara. Nunca probé esta novela en una editorial cubana ni en ningún concurso narrativo cubano, así que no sé cuál habría sido la suerte de La puta y el hurón, no me quiero ni imaginar la portada. No quiero premeditar una censura, me parece maquiavélico y engreído. Yo quiero verla editada, tocar esas palabras en papel. Para seguir leyendo…
Responder