Yo solo hablo desde mi experiencia: he hecho cine con favores de amigos y conocidos y con un equipo de nunca más de tres personas, casi siempre dos (un método que me ha permitido seguir filmando de forma clandestina incluso ahora, bajo toque de queda). Hablo también como un cineasta que ha vivido redadas policiales por intentar proyectar sus películas no ya en un cine, sino en una casa privada. Una de esas noches, en 2017, un agente de la Seguridad del Estado intentó hablar conmigo, y contesté que no tenía nada que hablar con él. Parece que entendieron que no había negociación posible. Hoy existe un Decreto Ley 373, que dice claramente que los contenidos de las producciones independientes deben estar dentro de la libertad creadora que permite la Revolución cubana. Para seguir leyendo…
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