En Cuba se ha normalizado el hecho de que el Estado conozca todo sobre los individuos, aun cuando son estos quienes deberían conocer todo acerca del Estado. Quienes dedican tiempo a la reflexión sobre estos temas se preocupan por la vigilancia de las autoridades sobre los individuos, que es posible a partir de la recopilación de datos personales como requisito previo para poder comprar en una tienda, por ejemplo. Resulta alarmante no saber quién tiene nuestros datos y en qué los utiliza. De esa forma podríamos ser víctimas de discriminación o de afectación al honor y la imagen. La difusión de los datos personales facilita la comisión de delitos informáticos como el ciberacoso, el robo de identidad, la extorsión, los chantajes, etc. Para seguir leyendo…
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