En cuanto a su formación cinematográfica, entiéndase académica, declara ser autodidacta y lector de tres libros básicos: ¿Qué es el cine? de André Bazin, El cine americano, de Andrew Sarris y, oh sorpresa, Un oficio del siglo XX de Guillermo Cabrera Infante. En términos cubanos y prácticos esa declaración debería entenderse literalmente: ir a las bibliotecas o a las librerías y tratar de conseguir esos textos, leerlos por vocación, como quien se prepara para un examen, y, a renglón seguido, empezar a ir al cine con asiduidad, ver muchísimas películas, aprender a distinguir entre lo bueno, lo mediocre y lo malo, es decir aplicar el sentido crítico, asistir a las sesiones de la Cinemateca de Cuba de Héctor García Mesa (1931-1990), a las del Cine Club Universitario, dirigidas por el comandante Albertico Mora en el anfiteatro Enrique José Varona de la Universidad de la Habana, y ver todos los ciclos organizados por los programadores. Eso, precisamente, hizo Madrigal durante años de entrenamiento por voluntad propia. Para seguir leyendo…
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