François Vallée: Interviú a Rocío García / Hay muchas ferias de arte que suenan a reguetón
Cuando regresé, todos pensaban que traía conmigo el realismo socialista. Sinceramente, en esa academia nunca me enseñaron el realismo desde esa óptica, fue más bien desde los clásicos. Allí nadie llevaba la estrella roja en la frente ni nada por el estilo; era un mundo de arte y había mucha sensibilidad y talento, no era tan simple ni tan rojo. Frente a la Academia quedaba el Museo del Hermitage. Allí aprendí mucho también, pues era un lujo ver los originales a unos centímetros de mí: desde Leonardo hasta Rubens, pasando por Matisse, Picasso, etcétera. La colección que guardan en el Hermitage, en general, es una maravilla. Las obras que más me atraían entonces eran las de los impresionistas y los vanguardistas. Yo tenía veintiún años cuando llegué a Rusia y toda esa maravilla me dio mucho bagaje; me sentía dichosa, era un privilegio. En aquella época muy pocas personas en Cuba podían viajar, era casi imposible ver esas piezas en vivo. Para seguir leyendo…
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