Desde Cuba se mira al mundo a través de un agujero en la pared, sin perder la fe en que ese mundo también es tuyo. Algunos escapan a través de ese agujero para vivir en el mundo y nunca regresar. Algunos le sacan todo el provecho posible a la visión desde ese agujero, sin salir a través de él. Algunos salen por el agujero y por el agujero regresan, trayendo un poco de mundo en las manos, en los bolsillos y en el culo, como si traer mundo fuera narcótico. Para seguir leyendo…
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