Yoandy Cabrera: ·Primer Congreso de Educación y Cultura y homofobia institucionalizada: 50 años después·

Actualidades | Autores | DD.HH. | Libros | Memoria | 31 de diciembre de 2020

Todavía cuando yo estudiaba en la Vocacional Federico Engels de Pinar del Río (entre 1997 y 2000) no se podía optar por carreras como Medicina o Pedagogía si eras afeminado o abiertamente homosexual. En primaria mis profesores aconsejaban a los padres que llevasen a sus hijos (si eran afeminados) al psicólogo. Algo así tenía solución si se trataba a tiempo, declaraban, era un problema hormonal, una enfermedad que debía atenderse en la niñez. Por ello, Alberto (a quien le decían “la muralla” o “la trigueñona” por ser “tan fuerte”, o sea: tan amanerado) no pudo estudiar Medicina, y recuerdo que yo no entendía la razón; me parecía una injusticia dentro de mi desconocimiento y mi despiste casi total sobre esos temas en mi adolescencia. Podías ser gay, que algunos lo supieran, pero si lo disimulabas no había problema. En realidad no era un asunto de salud, de que fueses a contagiar a estudiantes o pacientes. Si sabías disimular la “enfermedad” con una novia o con discreción, podías optar por cualquier carrera. Para seguir leyendo…