En brazos de la mujer casada es un libro lleno de añoranza, repleto de deseos de regreso a un pasado mejor o a un futuro menos accidentado, al menos por contraste. Sus entrevistas son ejemplo de ello. Ha logrado que nombres tan diversos de la cultura cubana como Enrique Colina, Carlos Quintela y Jorge Molina, puedan ser escuchados nuevamente. Es verdaderamente deliciosa su entrevista con Abilio Estévez, ese imprescindible. Y muy interesante el acercamiento a Bruce LaBruce y su loco deseo de filmar en La Habana: una ciudad pornógrafa desde su nacimiento, pero tan timorata desde que alguien considerara que la diversión es antagónica de la revolución, y que la ideología de Cuba debe alejarse de aquello que huela a esparcimiento y placer. Para seguir leyendo…
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