«Alguien como Leni Riefenstahl nos parece un modelo de consecuencia, comparada con el genio del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos», escribe Néstor Díaz de Villegas en su artículo sobre Tomás Gutiérrez Alea. «Leni abrazó el nazismo y lo articuló en indiscutibles obras maestras del cine trágico. Titón [Gutiérrez Alea], en cambio, se replegó hacia la farsa, el refugio de los arribistas». Fue justamente al revés: Leni Riefenstahl negaba haber abrazado alguna vez el nazismo; Gutiérrez Alea jamás negó haber abrazado la llamada Revolución cubana. Para seguir leyendo…
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