El comunismo es realmente un fantasma que se esconde en las palabras. No existe en ninguna otra parte, salvo en sus textos sagrados y su conciencia falsa. Hay épocas en que se quemaron libros para achicharrar fantasmas, aunque sin éxito. Creo que William Blake lo describió mejor que Karl Marx: The invisible worm that flies in the night. De ahí venimos los gusanos. Somos el engendro de algo nocturno, volátil e invisible. Hoy vivimos el incremento de la «cultura de la cancelación», y existen cada vez más contenidos en negro, información no diseminable, una prohibición fantasmagórica que nadie decretó. No creo que Coetzee y yo hablemos de la misma cosa. La izquierda es la única máquina draconiana capaz de mantener la cancelación durante siglos, si fuese necesario. La izquierda es continuidad, en la oscuridad, y en eso se parece más bien al cristianismo. Para seguir leyendo…
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