Los dirigentes de Cultura de esta isla no tienen tiempo para la cultura. Sus juegos son otros: jueguitos policiales. Lo más gracioso es que los propios policías los rechazan, pero ellos siguen igual, prestándose para cualquier actividad violenta que mancille lo más importante y bonito que tiene este país. Los dirigentes de Cultura de este país no deberían hablar de Martí. Deberían tenerlo prohibido. No tienen la menor idea de lo que es la decencia, el amor por el país, el respeto a los jóvenes… Les da igual. Son muy hijos de puta para eso. Bienestar personal para ellos y para sus familiares. Eso es lo único que hay. Grosería, whisky bueno, y un ejército violento que los usa y que al mismo tiempo ellos tienen a su servicio para cuando las cosas se les vayan de las manos. Para seguir leyendo… (Imagen: R. Carrión).
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