La obra de Bruguera se relaciona con la historia conceptual y la semántica de los tiempos históricos de Koselleck por el otro ángulo, es decir, el del “horizonte expectativas” que asume todo arte político. Hay una voluntad desiderativa y, por tanto, utópica en el acto de interpelar los contornos jurídicos del totalitarismo en Cuba, especialmente, aquellos contornos que preservan la hegemonía ideológica del Estado sobre la comunidad artística y su libertad de expresión y asociación. En su apuesta por un arte público, en la Cuba del siglo XXI, Tania Bruguera hace suya la mejor tradición del vanguardismo estético del siglo XX, inconcebible sin una intelección crítica de las revoluciones y las utopías. Para seguir leyendo…
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