El actual ministro, Alpidio Alonso, tal vez se ha ganado a golpe de manotazo un poco más de tiempo en su puesto de trabajo. El hecho que el 27N haya puesto una petición formal para que sea destituido, si bien supone un precedente legal, también puede traer como consecuencia que lo veamos agonizar lentamente en su oficina. “Ahora sí no lo quitan”, dicen muchos. No le van a dar ese poder a los que osaron ejercer sus derechos constitucionales. No quieren ese precedente. Es la manera en que se gobierna este país, desde hace más de medio siglo: evitar que se produzcan precedentes. Las acciones que pueden inspirar a otros constituyen un peligro. Hay que frustrar esa inspiración. Que todos tengan la autoestima más baja posible. Para seguir leyendo…
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