Durante los años noventa, sobre todo en la comedia cinematográfica –que por entonces se ocupó menos de hacer crónicas de costumbre que de articular la sensación generalizada de desencanto con tintes tragicómicos–, la figura conflictiva del principio de autoridad se desplaza hacia el padre, centro de imantación de la familia, si bien ahora leído como depósito de contradicciones insalvables. El padre en Video de familia se convierte en el obstáculo dramático y vital de los hijos, quienes no solamente tienen que negociar el disenso a sus espaldas, con la solidaridad parcial de la madre y la abuela, sino además someterse a sus prohibiciones tajantes. Para seguir leyendo…
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