Los carteles que han surgido a raíz de estas dos piezas expresan la popularidad abrumadora de una de las canciones y la repulsión que produce la otra. Ambas imágenes subvierten carteles revolucionarios que hoy son muy justificadamente admirados. Gran parte de la eficacia de la propaganda política desplegada por el gobierno cubano se debió al talento de los diseñadores. Los carteles, como observó Susan Sontag, dialogaban unos con otros: el anuncio de un filme contribuía a hacer más atractiva una imagen destinada a fomentar el ahorro de electricidad, ya que uno y otro compartían un mismo lenguaje visual. Tendían a condensar las ideas en asociaciones semióticas fáciles de reconocer, dinámicas y novedosas. Para seguir leyendo…
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