En la primera semana de marzo viajé a Marruecos por dos semanas. En el vuelo de regreso me acompañaron unos escalofríos y un malestar corporal que anunciaban la visita del Virus. ¿Dónde me contagié? Mientras atravesaba en camello la noche clara del desierto de Marrakech; en uno de los pasajes azules de Chefchaouen; en el Jardin Majorelle, donde Yves Saint Laurent concibió sus mejores diseños; en alguna de las trescientas callejuelas abarrotadas de negocios locales en la Medina que Juan Goytisolo caminaba todas las mañanas; en el Rick’sCafé de Casablanca, que no es el de la película, pero sí lo es en la mente del turista (…); Sí, me contagié un poco en cada lugar. Para seguir leyendo…
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