La nueva mole de cemento que el Gobierno cubano ha alzado frente al sobrio edificio modernista de Harrison y Abramovitz que alberga la Embajada norteamericana pretende erigirse en reclamo patriótico pero no ha conseguido ocultar su íntima vocación reaccionaria: en vez de una bandera, les ha salido una enorme guillotina. Para seguir leyendo…
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