La elite de poder se perfila cada vez más claramente como una mafia anticubana. Solo le importan sus negocios. Se ha desentendido del tradicional pacto social impuesto por los estados comunistas: garantizar trabajo y servicios públicos a cambio de docilidad política. La pobreza y la desigualdad hoy se disparan junto a la inflación y el colapso de la infraestructura habitacional, centros de trabajo, hospitales y escuelas. La canasta básica y las medicinas más elementales son difíciles de adquirir sin tener divisas, y a veces ni siquiera teniéndolas. Para seguir leyendo…
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