Para mí las políticas hostiles de Estados Unidos hacia Cuba no son la causa ni de la represión, ni de la pobreza, ni de la falta de medicamentos que se sufre en Cuba, y hay suficientes análisis que lo demuestran, porque hay muchas medidas que podrían implementarse, sin que se levantara el embargo, para generar prosperidad, justicia social y democracia, pero sí constituyen la base argumentativa de la propaganda oficial cubana. La confrontación con Estados Unidos ha sido, desde los años sesenta, la zona de confort del sistema totalitario castrista. Ha sido funcional para la preservación del poder en el mismo grupo familiar, militar y generacional. Estoy segura de que Fidel Castro disfrutaba tener al principal imperio de Occidente como enemigo. Eso alimentaba su ego, su virilidad, sus delirios de grandeza. Basta con leer sus discursos desde los primeros años; porque sí, yo leo sus discursos. Por eso quiero ver cómo reaccionaría el sistema cubano si se quedara sin su adorable enemigo por al menos cinco años. Para seguir leyendo…
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