La posición de promover el diálogo con las autoridades para lograr una democratización del sistema totalitario cubano —sin cuestionar la propia existencia del mismo, pero trabajando desde dentro por su transformación en un ente más inclusivo—, no era nueva: había sido promovida desde el 2014 por una plataforma política auspiciada por la Iglesia Católica cubana: Cuba Posible (CP), la cual agrupó a algunos intelectuales católicos y oficialistas —casi todos blancos y pertenecientes a una élite académica— en un proyecto que abogaba por una transformación del régimen. En dicho proyecto, una “sociedad civil socialista” funcionaría de una manera paralela a otra sociedad civil más crítica, lo cual permitiría al sistema político cubano lavarse la cara y operar incluso con lo que denominarían “oposición leal”. Para seguir leyendo… (Imagen: R. Carrión).
Responder