Alguien se preguntó qué sucedería de salir con un cartel en blanco. Un ejercicio imaginario sobre un cartel en blanco podría permitir concebirlo como una hoja en blanco: su vacío invita a ser llenado. Puesto que ocupa el centro –un centro vacío que atrae a su alrededor todo tipo de presencias– de un espacio en disputa, invita también a preguntarse: ¿de qué clase de fantasmas lo poblaría un poder que interpreta la presencia pública de un cartel como una amenaza?, ¿de qué clase de imágenes lo poblaría su portador negándose a expresarlas?, ¿qué tipo de demandas imaginaría esa comunidad que en redes sociales discute cada hecho y se inventa, entre comentarios e improperios, un país paralelo en el que es posible debatir sobre mensajes y significaciones? Para seguir leyendo…
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