Tras la consulta del catálogo de los libros de la biblioteca personal del autor (albergados algunos en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí y otros en su casa Museo en La Habana), pude corroborar que entre los ejemplares que se conservan de Paradiso, en lengua castellana, solo se encuentran los de la editorial Unión (1966) y Era (1968), junto a tres traducciones: la francesa de Éditions du Seuil (1971), la italiana de Il Saggiatore (1971) y la norteamericana de Farrar, Straus and Giroux (1974). Es muy probable, por tanto, que el habanero falleciera sin conocer la primera edición de Paradiso en España –desconozco si porque la editorial no le escribió ni le envió ejemplares o si porque estos fueron requisados por la administración cubana, o por posible pérdida del ejemplar–. Todo ello es una muestra más de cómo se le sumó a su insilio insular el haber sido aislado también del propio proceso de publicación de su obra. Para seguir leyendo…
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