Yo y muchas de nosotras, quienes somos negras, indias, mestizas, sujetas de procesos dolorosos de racialización y jerarquización de vidas en marcos necropolíticos (pensando en Achille Mbembe) y materia para la administración del sufrimiento, por mucho tiempo hemos sido las herederas del Calibán. Hemos sido las monstruas dotadas de fealdad, expropiadas de la lindura y exiliadas de lo bello. Europa y la blanquitud son criminales, no les deseo la cárcel, a nadie le deseo estar en lugares racistas tan descarnados como el encierro, solo deseo su muerte, porque europa ya no puede cargar con más crímenes, debe morir. Para seguir leyendo…
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