En agosto de 1961, el Gobierno revolucionario continuó su trabajo de depredador voraz y dictó las leyes 963/61 y 964/61. El objetivo era controlar el dinero circulante y desfalcar de una vez por todas a los cubanos. El nuevo decreto fue una operación de cambio de billetes. A partir de ese momento la moneda nacional perdía su valor fuera de las fronteras y todos los cubanos se convertían en pobres, con excepción de la nueva elite mafiosa, instalada en el poder a toda prisa. Para seguir leyendo…
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