Muchos escritores han demostrado su rechazo directo a las acciones realizadas por el régimen castrista. Su disidencia intelectual y el cuestionamiento constante los ha llevado, incluso, a la muerte y la prisión. Estos han dejado una obra para demostrar lo vivido y establecer un registro literario ante los aparatos represivos de un Estado que comenzó como la promesa máxima, en la época de la inocencia, y se transformó en el rostro oscuro de la violencia dictatorial. Para seguir leyendo…
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