El Estado cubano es incapaz de canalizar por la vía civil los conflictos porque su naturaleza no es la de un orden democrático donde los funcionarios responden a la deliberación, al control popular y a la publicidad política. En su lugar, somete a los disidentes a la vigilancia, al aislamiento, a la represión y a la muerte social. Y en paralelo trabaja, desde sus herramientas propagandísticas, para tergiversar la realidad que detona el conflicto. Para seguir leyendo…
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