En Cuba se hace necesaria la existencia de estructuras que integren programas para tratar y canalizar de manera efectiva a las personas que han sufrido acoso, violencia o agresiones físicas y verbales que se concretan en prácticas que invaden, por lo general, todos los ámbitos de actuación —laboral, familiar, escolar de ser el caso, y comunitario—. Lo anterior se expresa fácticamente en despidos de centros de trabajos, sanciones, delitos fabricados, actos de repudio, reclusión domiciliaria, conflictos familiares, etcétera. Para seguir leyendo…
Responder