Lo que sucede es que Los Pañuelos Rojos son como el grupo juvenil Nashi de Putin o los colectivos de Maduro. Simple atrezo de unos viejos tiranos y su opulenta parentela. No son los militantes comunistas que protestan en Moscú o Caracas contra los paquetazos de sus respectivos Gobiernos. Ejecutan una contrainsurgencia simbólica, con fachada de activismo. Si Marx los viese volvería, desternillado de risa, a su tumba. Rosa Luxemburgo les daría furiosa cuatro nalgadas. Luther King, con paciencia pastoral, les enseñaría que es una auténtica manifestación se hace sin permiso del poder. Para seguir leyendo…
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