Ismael González Castañer: El espejo que reflejo / Ismael y yo / Imitación de ‘Borges y yo’ en El Hacedor
Al otro, a Ismael, es a quien le ocurren las cosas. Yo camino por “la Calzada más bien enorme” y me apuro, mecánicamente, para evitar sus apuntalados portales, derrumbes y albañales verde-grises. De Ismael tengo noticias por las redes y veo su nombre en una promoción de poetas negros o en un diccionario de autores “noveles” (cuando ya cumple 62). Me gustan los dobles (clonados, invisibles, sosias, sonámbulos) y las figuras derivadas del espejo (Alter ego —otro yo— Doppelgänger —camina a tu lado— Fetch —viene a llevarte al otro mundo); los atlas de Haack/Gotha de la otrora Alemania democrática; la disco-grafía de los 70 y 80 del siglo XX; el origen de las palabras del glosario kimbisa-mayaca de la lengua bantú; hacer el café y —de acuerdo con la “improvisación” de Alexander Abreu en «Me Dicen Cuba»— me gusta “la prosa de Guillén”. Ismael comparte estas preferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un actor. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil: yo vivo, yo me dejo vivir, para que Ismael pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas páginas válidas, pero esas páginas no me pueden salvar, quizá porque lo bueno —jajaja— ya no es de nadie, ni siquiera de él mismo, de Ismael, del otro, sino del lenguaje o la tradición. Por lo demás, como cualquiera, yo estoy destinado a «doblar la servilleta», definitivamente, y sólo algún instante de mí podrá sobrevivir en Ismael. Poco a poco voy cediéndole todo, aunque me consta su perversa costumbre de jugar y magnificar. Baruch Spinoza entendió que todas las cosas quieren perseverar en su ser: la piedra eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en Ismael, no en mí (si es que alguien soy), pero me reconozco menos en sus libros (Mercados verdaderos, La misión, Disfuerzo, Palabra de Mumford) que en muchos otros (Ernesto García Alfonso, Edwin Reyes, Javier L. Mora, Milho Montenegro, Lewis Hellman, Derbys Domínguez, Antonio Herrada, Daniel el de las Dársenas) o que en el laborioso salseo de los metales (Chicago Tierra-Viento-Fuego Irakere La Pandilla AfroCuba La Banda del Sol Naciente). Hace años yo traté de librarme de él y pasé de la guapería y la marginalidad del barrio a los juegos con la Tirada el Transcurso y con lo inexhausto la grandeza el sinfín… Pero esos juegos son de Ismael ahora y tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro.
No sé cuál de los dos escribe esta página.
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