Luis Cino: Iramis Rosique, otro ideólogo del neocastrismo

DD.HH. | 23 de julio de 2023
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La continuidad castrista, pese a la cantidad de preceptores e institutrices del pensamiento oficial que se encargan del teque manipulador, no logra superar la orfandad de argumentos coherentes y creíbles. Iroel Sánchez murió y Abel Prieto, Rogelio Polanco, Enrique Ubieta, Pedro de la Hoz, Rafael Hernández y Víctor Fowler, reiterativos, faltos de chispa, aburren, dan sueño. De ahí que broten, cual hongos tras el aguacero, una cáfila de jóvenes aspirantes a ideólogos talibanes del neocastrismo, como Kalima Oliva, Marxlenin Pérez y Michel Torres.

Uno de los más recientes de esa hornada de infatuados con el marxismo es Iramis Rosique Cárdenas. A pesar de ser un biólogo que se autodefine como “ecologista socialista”, de lo que menos habla en sus extensos artículos en CubadebateLa Jiribilla y Rebelión, es de biología o ambientalismo. Rosique, que se esfuerza por mostrarse un tilín más realista y sensato que sus émulos coetáneos —pero jamás menos socialista que ellos—, trata de cuestiones políticas e ideológicas, de las que depende, según advierte, la supervivencia de “la Revolución”, que escribe así, con mayúscula.

A juzgar por artículos como “Comprender el mundo contemporáneo es estratégico”,  publicado hace varios días en Cubabebate, Iramis Rosique parece estar bien informado y actualizado sobre el acontecer internacional de las tres últimas décadas, a pesar de las inevitables visiones maniqueas de los que militan en su bandería.

Rosique, que parece comprender muy bien lo que sucede en el mundo, admite que, a pesar de “la emergencia de un capitalismo progresivamente más desigual”, se ha registrado “un retroceso significativo de las ideas anticapitalistas y socialistas en general”, lo que lo hace citar, acongojado, la conclusión de Fredric Jameson de que “hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”.

Supongo que a Rosique, tan a la izquierda del socialismo, no le haga ninguna gracia que en Cuba, para intentar salir del atolladero, el régimen de la continuidad esté implantando esquemas protocapitalistas inspirados nada menos que en el capitalismo oligárquico ruso.

Rosique divide a la derecha contemporánea en dos ejes bien definidos: por un lado, las democracias liberales; y del otro, las nuevas derechas con diversas apariencias, caracterizadas por la reivindicación de nacionalismos chovinistas, la apuesta por el fortalecimiento del Estado, el rechazo a la globalización, amén del fundamentalismo religioso y el conservadurismo en temas como el homosexualismo y la centralidad de la familia tradicional.

No debe ser difícil para Rosique, que está mejor informado que los viejitos chivatones que todavía creen que la Federación Rusa es lo mismo que la Unión Soviética, ubicar en el segundo grupo a la Rusia de Vladímir Putin, con su ultraconservadurismo y sus ansias de recomponer el imperio zarista a como dé lugar.

¿Le parecerá correcto a Rosique el apoyo del régimen cubano a Putin en la guerra imperialista que lleva a cabo en Ucrania? Y al retrógrado régimen de los ayatolas iraníes, también aliado estratégico del cubano, ¿lo ubicará Rosique a la izquierda?

En sus artículos, Iramis Rosique se enfrasca en pirotecnias teóricas para quejarse de que el sectarismo obstaculiza que el socialismo castrista pueda ser renovado, o para preguntarse y contestarse a sí mismo, sin idealismos ni economicismos, por qué el creciente malestar y la rebeldía antiestatal de la población adopta mayoritariamente “un deseo capitalista” como solución a sus problemas.

A diferencia de muchos en las altas esferas que se regodean con el teque triunfalista, Rosique está consciente de la nocividad del discurso burocrático, las políticas impopulares, las falsas unanimidades, la impunidad en torno a la corrupción, la no correspondencia entre el discurso y la realidad, las injusticias, el cinismo, la incapacidad para reconocer los errores, la intolerancia, la doble moral.

Ah, Rosique, esos males no tienen remedio. Si los mandamases te tuvieran en cuenta e hicieran caso a tus recomendaciones, ya no serían continuidad, así que si quieres estar en el piquete de los nuevos ideólogos, no te pases de la raya con eso de “las alternativas revolucionarias”.

Para qué romperse la cabeza teorizando y discurriendo sobre un imposible perfeccionamiento del socialismo castrista. Decía Guillermo Cabrera Infante, y los cubanos luego de más de 64 años, podemos atestiguarlo: “El socialismo no es más que una utopía destinada siempre a convertirse en distopía, que es el paraíso del diablo.”

Fuente original ‘Cubanet’