Laura Roque Valero: Los costos de abandonar una misión oficial

DD.HH. | 3 de agosto de 2023
©El Toque

La posibilidad de enviar trabajadores fuera de Cuba como forma de exportar servicios especializados se concretó desde 1960. Personas calificadas en educación, construcción, arte, servicios navieros, entre otros, viajaron por medio de acuerdos bilaterales mientras el Gobierno cubano lo vendía como «solidaridad», «ejemplos de ofrecimiento», «acciones de cooperación».

De acuerdo con el recuento cronológico que aparece en el sitio web del Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (Mincex), en 1960 viajó una brigada médica a Chile y, tres años después, otra a Argelia. Luego, el salto en el tiempo es largo, se menciona la desaparición de la URSS y el «bloqueo genocida» del Gobierno estadounidense para exaltar las cifras: «Hasta hoy, más de un millón de cubanas y cubanos han prestado servicios profesionales y técnicos en 166 naciones». Los casos más numerosos y conocidos provienen del personal de Salud, pero otros profesionales y técnicos también han sido enviados al exterior.

En el libro Los mitos de la Revolución cubana, la investigadora María Werlau explica que por décadas el Gobierno presentó las misiones como gesto de altruismo, pero a partir de 2010 reconoció que recibía pagos por esa vía. «Sin embargo, el esquema siempre ha generado ingresos para el Estado cubano y está anclado en la explotación de los trabajadores», asegura la fundadora del proyecto Archivo Cuba, una iniciativa para promover los derechos humanos y visibilizar las violaciones del Gobierno cubano.

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