Cecilia Crespo: Interviú a Damián Sainz / ‘Batería’, el documental de los excluidos y su sitio para orgías
Bajo el título de Batería (2016) el joven cineasta Damián Sainz explora y reconstruye un espacio poco abordado en nuestros medios: los sitios de encuentros y esparcimiento de homosexuales masculinos en la Cuba de hoy.
Se trata de un documental que tiene como escenario la Batería No. 1, lugar testigo y cómplice de estos hombres que allí mantienen sus relaciones sexuales y comparten sus experiencias. Esta fortificación militar construida en 1898 en La Habana y abandonada desde hace muchos años, se ha convertido en uno de los refugios más concurridos de los gays cubanos de diversas edades.
Mientras indaga sobre este tema polémico y poco abordado este realizador egresado de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del ISA y de la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, propone una investigación que va más allá de los muros de la fortaleza, aunque se filmó allí totalmente. Son constantes los guiños al contexto social cubano, sobre todo al habanero.
Estas paredes hablan de sexo, soledad, miedo, violencia y quienes acuden encuentran allí su mundo particular, donde sentirse libres y encontrar compañeros de su misma condición sexual, a veces reprimida en otros sectores. El documental aborda este rincón como pretexto para indagar en los conflictos comunes de estos hombres. Unos veinte minutos de metraje durará el filme que aún se encuentra en etapa de postproducción, sobre el que conversamos con su máximo responsable:
¿En qué te inspiraste esencialmente, hubo alguna anécdota o motivo específico que te hizo filmar este documental?
Yo soy gay. Sin embargo, y después de varios años haciendo cortos, es la primera vez que me decido a hacer un trabajo que explore la experiencia de la homosexualidad masculina en Cuba. Con esto no quiero decir que uno por ser gay tenga, obligatoriamente, que hablar de temas gay (si es que esto existe). Pero desde que supe sobre la existencia de esta Batería, sentí un interés especial por filmarla y por consiguiente comencé a pensar en que este sería mi primer trabajo sobre un mundo que siempre ha sido muy cercano a mi vida. Viví los años de mis descubrimientos sexuales en lugares similares a la Batería No. 1. Por lo general eran sitios a los que se iba de noche y bien cercanos al corazón de la ciudad. Para mí no había otra alternativa: la oscuridad, la sombra se hacía el único espacio en el que podía resolver los dilemas sexuales y sociales del inicio de la adultez. Lo veía como algo natural. Ahora pienso en lo mucho que influyeron esos espacios en mi educación sexual y social. La carga es pesada y difícil de aligerar. Este corto es también una manera de lidiar con cuestiones muy personales que aún no tengo resueltas, quizás por ello también me haya costado tanto terminarlo.
¿Cómo fue la experiencia de producción y la importancia del crowdfunding?
Comenzamos a trabajar en Batería hace un año. Ya sabía que existía ese lugar pero nunca lo había visitado. Un amigo que es antropólogo y profesor me mostró unas fotos del espacio y quedé fascinado. Conozco muy bien cómo funcionan los lugares de cruising, pero en este caso había algo especial. Los hombres que van allí no solo resuelven sus asuntos sexuales sino que además a algunos les importa mucho dejar huella, constancia de que estuvieron allí, que amaron, sufrieron y desearon. Y lo hacen con graffitis, pinturas, mensajes que han quedado incrustados en las paredes de la antigua fortaleza colonial. De aquí que me pareciera que el también llamado Castillo de la Leche, funciona como una especie de museo de historia reciente de toda una comunidad de hombres que han carecido de un espacio en la sociedad. Comenzamos a trabajar con nuestros ahorros sobre todo en la parte de la investigación. Conociendo personas y visitando el lugar, a la vez que construíamos una carpeta lo más completa posible para presentar al Fondo de Apoyo al Cine Cubano de la Embajada de Noruega. Mientras preparábamos presupuestos hablamos de la posibilidad de hacer un crowdfunding. Era tentador no solo por el aspecto financiero, sino también como una manera de dar a conocer la película, encontrar público de otra manera que no fueran los canales tradicionales. Y es algo que ha resultado mucho. Gracias al crowdfunding el proyecto comenzó a generar expectativas y se ha hablado mucho de Batería, generando mucho interés y gente con expectativas de ver la película, lo cual para mí es crucial. Finalmente entre el fondo noruego, haciendo coproducciones con empresas cubanas como ROKA FILMS y el crowdfunding, logramos sacar adelante el proyecto, gracias al trabajo del productor ejecutivo, Javier Ferreiro.
¿Más allá de lo evidente, el título del documental guarda otro simbólico significado?
Esta película busca explorar y a la vez reconstruir un espacio. Este espacio fue originalmente una fortaleza militar tipo Batería de cañones costera. Después estuvo a punto de convertirse en muchas cosas y dejarse al abandono del salitre y la yerba mala, hasta que fuera recuperado de manera espontánea por hombres gay y convertido en sitio de cruising underground. Aunque muy pocos hombres de los que allí acuden conecta ese espacio con el nombre Batería, para mí era importante mantener ese carácter militar, rudo, violento. Una Batería es como un búnker, un refugio, a donde vamos cuando no podemos estar fuera, cuando nos bombardean.
¿Por qué consideras que es un tema necesario para ser narrado desde la perspectiva documental?
Yo no soy documentalista. Lo que más hago son documentales, pero es casi por casualidad. Una cosa va llevando a la otra, cuando te encuentras con una persona o un espacio que quieres filmar y te vienen imágenes a la cabeza y las comienzas a ordenar y a lo que más se parecen por lo general es a una forma de cine que se identifica más con el documental. Lo que pasa es que muchas veces se le adjudican al cine documental responsabilidades que no le incumben a mi trabajo. Explicar, argumentar, dar cuenta de algo, no es lo que me interesa. Mientras trabajábamos en una de las versiones de la película le dije al productor que probablemente Batería sea una película sobre hombres solos, sobre la soledad. Y este podría ser un camino muy válido para este filme, pero que se contrapone con lo que se espera muchas veces de un DOCUMENTAL que hable de los gays o el cruising gay en Cuba, con todo lo que ello implica. Lo que quiero decir es que uso algunas herramientas del documental para expresarme en función de lo que veo, como también uso formas del ensayo fílmico, del género de terror dentro de la ficción, de la pintura y la música. Uno trabaja con lo que quiere y tiene a su alcance, esa es la grandeza del cine. Luego están los festivales y toda la industria y uno tiene que entrar por una categoría. En más de una ocasión se ha dicho que mis trabajos no parecen muy realistas, a pesar de “ser” documentales.
¿Cuándo piensas estrenarlo?
Tenemos previsto terminar la película a finales de este año 2015. La idea es que comience a moverse por festivales internacionales, sobre todo los enfocados en el tema queer. Aunque no descarto la posibilidad de aplicar para que la película se vea en la Muestra de Nuevos Realizadores de 2016.
¿Cómo crees que se insertará en el panorama cinematográfico cubano contemporáneo?
Hay cineastas haciendo cosas muy interesantes, y no solo cineastas. Estoy contento con algunas películas que veo de Cuba y sobre Cuba, pero sobre todo estoy muy ansioso por ver lo que se hará próximamente. Creo que hay mucha gente que ha comenzado a mirar a otro lado, de otra manera. Es una mirada frágil aún, pero que ha comenzado a expandir belleza desde esa propia fragilidad. Y eso me llena de ilusión. Batería es una película frágil, pequeña, y quizás esa sea su mayor fuerza para conectarse con la gente. Quizás en eso dialogue con otras producciones recientes, quizás no. De ese tipo de cosas es difícil hablar.
¿Cómo lograste los testimonios y las revelaciones que aparecen el material?
Batería está basado en la re-construcción que hacemos del espacio de la fortaleza. Esta reconstrucción funciona tanto a nivel visual como sonoro. Una vez que nos adentramos en el edificio, nos sumergimos en un espacio lleno de memoria, voces que nos cuentan cosas que pasaron allí, sonidos de pasos de hombres que ya no están, gemidos, etc. Las voces que nos cuentan historias no son entrevistas, aunque provienen de mis encuentros grabados con algunos hombres que conocí en Batería y que accedieron a colaborar en el proyecto.
¿Cuál fue el mayor reto que asumiste con esta realización?
Fui mucho a la Batería mientras investigaba. Hablaba con gente de todo tipo. Sin embargo, me sorprendió que una gran mayoría de los hombres que iban, sobre todo de día, eran hombres que nunca habían salido del armario, ni pensaban hacerlo. Se trata de hombres que vivían una vida de heterosexual en la ciudad y solo mantenían relaciones sexuales con hombres en las ruinas de la fortaleza. Dirigí mis fuerzas a lograr que alguno de esos hombres colaborara con el proyecto, pero fue casi imposible. Sin embargo, hubo quien vino a donde estaba porque les parecía importante compartir sus historias, sus ideas, sus sueños, con respecto a Batería. Compartimos momentos muy fuertes con casi todos los que grabamos. Se hablaba de sexo, de amor, de miedo, de la soledad, y no solo ellos hablaban, uno también se ponía al descubierto. Lograr que esos encuentros grabados con sonidos no se sintieran como entrevistas fue uno de los principales retos durante todo el proceso, y aún nos queda trabajo en la post de sonido en ese aspecto.
El tema resulta un tanto fuerte y sin precedentes en nuestra cinematografía, ¿tuviste algún referente o influencia?
Trabajo mucho con referencias. Para mí es imprescindible saber todo lo que se ha filmado que tenga semejanza con mis intenciones. Primero busco referencias en lo temático, nacionales como extranjeras. Miraba de todo tipo de películas, desde Un chant d’amour, de Jean Genet hasta El bosque de Sherwood, de Jorge de León, pasando por Cruising, Querelle o L’inconnu du lac. Luego en el aspecto formal vimos películas como La Caverna de los sueños olvidados, Drancy l’avenir y Los Muertos, de Lisandro Alonso. Eran importantes para tener referentes comunes en el equipo, para sumergir al fotógrafo en el mundo que quería construir visualmente. Sin embargo, el principal referente de Batería es el propio lugar y lo que fuimos encontrando en el camino al realizar el proyecto.
¿Cuál es el enfoque sociopolítico con el que filmaste en esta ocasión?
Te respondo a esto con palabras de Carol Hanisch que me encanta: Lo personal es político.
Publicación fuente ‘OnCuba’, 2015
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