Claudia Padrón Cueto: Cubapack, la MIPYME de GAESA que opera en Miami

DD.HH. | 3 de octubre de 2023
©Cubapack / Facebook

Con la mayor cantidad de los emigrados cubanos residiendo en Miami, la Florida y Cuba han estado unidas durante décadas por un flujo continuo de ayudas en especie y dinero. Las familias en la isla dependen en muchos casos de las medicinas, ropa, artículos y comida que sus allegados les envían a través de las agencias de paquetería registradas en Estados Unidos.

En la actualidad, el cliente puede pensar que las opciones son varias, teniendo en cuenta la cantidad de negocios que anuncian el servicio de envíos a Cuba. Exactamente, según un listado oficial, hay 23 agencias distintas en Estados Unidos a las que el interesado puede llevar paquetes que luego serán trasladados a poco más de 90 millas. 

Sin embargo, el régimen cubano no permite a estas empresas enviar carga directamente a la isla. Les obliga a contratar los servicios de alguno de los tres únicos agentes transitarios autorizados por las autoridades cubanas para manejar envíos. Los tres son empresas estatales cubanas.

Una de ellas es Cubapack, que no solo fue la primera agencia en esta rama, sino que tuvo el monopolio durante años; y por tanto es  la más conocida del grupo. 

Esto significa que una parte importante de los envíos que salen de la Florida y tocan suelo cubano de manera oficial, han pasado antes por la oficina de Cubapack en Miami, sin importar la agencia que contrató inicialmente el cliente. 

Como la mayoría de las actividades que generan divisas fuertes para la economía cubana, el envío de paquetes desde el exterior es controlado por GAESA, el conglomerado empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En un sistema ya de por sí muy opaco y sin rendición de cuentas a la ciudadanía, GAESA es un grupo económico particularmente inaccesible al escrutinio. No presentan sus estados financieros, actas de la junta directiva, ni su balance. Lo único que los ciudadanos pueden conocer sobre Gaesa es que son prácticamente los administradores del país.

Aunque no existen datos oficiales, según algunas estimaciones, el conglomerado militar podría controlar actividades que representan el equivalente a alrededor del 40% del PIB cubano.

Este poder y el papel que tienen las FAR en la represión de la sociedad civil en Cuba, han convertido a GAESA en el objetivo de las sanciones estadounidenses. Estas actualmente prohíben a personas y entidades sujetas a la ley en Estados Unidos tener relación con el brazo económico de las FAR. 

En 2020, por ejemplo, la administración del presidente Donald Trump forzó a Fincimex, la financiera de GAESA a romper sus vínculos con la remesadora Western Union. Esto condujo a una suspensión temporal de los envíos de dinero desde Estados Unidos, un flujo económico, que como los paquetes, también es vital para muchos cubanos. 

Cubapack, sin embargo, hasta el momento, ha escapado a la atención de las autoridades estadounidenses. 

La empresa, de hecho, funciona de manera discreta, pero sin esconderse, desde Hialeah, una ciudad del área metropolitana de Miami, en la que la mayoría de la población es de origen cubano. 

Allí, en el corazón del exilio, Cubapack ha adquirido un espacio que comparte con otros negocios vinculados a GAESA, según pudo constatar Cubanet en registros públicos estadounidenses, y ofrece cada vez más servicios. 

Ya no solo envían paquetes; también han habilitado una tienda física y en línea en la que venden lo que los paquetes pueden contener. De esta manera, Cubapack se ha sumado a la venta a emigrados de productos pagados en divisas, una de las actuales estrategias de supervivencia del régimen. 

Algunos de estos productos que luego Cubapack envía a Cuba, por ejemplo, motos eléctricas, son proveídos por empresas offshores panameñas, que también están relacionadas con la FAR e igualmente operan abiertamente en Miami, según pudo constatar Cubanet al consultar bases de datos de comercio internacional. 

Es un negocio en círculo, en el que GAESA compra mercancías a través de sus filiales en otros países; después se la venden a emigrados en Miami para que estos la envíen a Cuba, y por último, se encargan de gestionar la entrega del paquete. 

Todo esto ocurre abiertamente en Estados Unidos, el país que según la retórica oficial aplica un “ bloqueo genocida” a Cuba.

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