Ernesto Hernández Busto: ‘Paradiso’ en inglés. Documentos y correspondencia inédita

Autores | 20 de diciembre de 2023
©Carta de José Guillermo Castillo a la editorial Farrar, Straus & Giroux Inc. / Archivos Hernández Busto

Todas las ediciones de Paradiso fueron accidentadas. Pero ninguna tanto como la que apareció en la editorial norteamericana Farrar, Straus & Giroux (FSG). 

De intermediario entre Lezama y Farrar hizo el venezolano José Guillermo Castillo, que había empezado a trabajar poco antes para el Center for Inter-American Relations (CIAR). Esa institución neoyorkina, fundada en 1967 y financiada por la Fundación Rockefeller, tenía un Programa de Literatura que subvencionó por esos años buena parte de las traducciones de los más destacados autores del boom latinoamericano al inglés.

Cómo fue que Castillo, que según varios testimonios (incluyendo el suyo) no leía demasiado, tuvo tan buen ojo literario sigue siendo un misterio.[1] Pero sin duda desplegó una labor de primer orden y, con la ayuda de Ronald Christ, su ayudante y luego sustituto en el puesto, transformó el CIAR en una verdadera agencia de promoción de la literatura latinoamericana en Estados Unidos. 

Eran ases del networking: detectaban los mejores libros, convencían a los mejores editores, pagaban parte de las mejores traducciones (de seis a ocho títulos por año), hacían publicidad, proponían libros a reseñistas. En total, el CIAR ayudó a publicar en inglés más de 50 obras de autores como Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Manuel Puig, José Donoso, Octavio Paz y Lezama Lima, entre otros. 

No sólo se convirtieron en intermediarios entre esos escritores y las principales editoriales americanas, sino que también les hicieron promoción en los suplementos y revistas literarias más importantes de la época. El centro tenía, además, su propia revista, Review, donde publicaron notables latinoamericanistas. A pesar de la considerable demora que sufrió por diversas causas, la edición norteamericana de Paradiso es buen ejemplo de la diligencia del CIAR: un mecanismo de diplomacia cultural engrasado con dólares y abundantes martinis.[2]

Todo empezó en el verano de 1968, coincidiendo con la publicación de Paradiso en Era. Tras enterarse de que esa editorial no tenía los derechos mundiales de la novela, Castillo convence a Lezama (desde México, ¡por teléfono!) de firmar el 30 de julio de 1968 una carta de opción dirigida a Roger Williams Straus Jr., uno de los fundadores de FSG.[3]

Al mismo tiempo, advierte a Straus de que Paradiso es un libro al que debe prestar especial atención. El 5 de septiembre, mientras su socio Robert Giroux pide un informe de lectura al crítico y académico irlandés Denis Donoghue, Straus responde a Lezama: “Tenemos una copia del libro y lo estamos leyendo cuidadosamente”. 

Aunque no leía español, Straus sí tenía un excelente olfato de editor. Empieza a preguntar por la novela de Lezama y enseguida detecta que puede engrosar el prestigio de su casa sin afectar demasiado la cuenta de resultados. No sólo se le adelanta a Harper & Row,[4] con quien Castillo ya había comentado el asunto, sino que apunta también al otro lado del Atlántico, donde Nathaniel Tarn, de la editorial inglesa Jonathan Cape, ha sido advertido de las virtudes de Paradiso: “I gather you have had enthusiastic reports about it and are also considering it. Do let me know as promptly as possible how you feel about the book and alike”. 

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