Magaly Espinosa: José Ángel Toirac y Lázaro Saavedra: apropiación de apropiaciones

Artes visuales | 31 de enero de 2024
©Detalle de ‘El cuarto pilar’, Lázaro Saavedra, 2007

La reflexión sobre lo que fue uno de los más importantes proyectos del pasado de las vanguardias: la crítica de la institución arte. Una línea de pensamiento, en la que las estrategias y prácticas apropiativas van a ser especialmente importantes.
Juan M. Prada

El posmodernismo nunca dejó atrás las ideas modernistas, sino que las transformó críticamente.
Andreas Huyssen

I

Frederic Jameson en sus valiosos estudios acerca de la posmodernidad ha enfatizado sobre el carácter de época histórica que este concepto contiene, en calidad de dominante cultura del capitalismo tardío. Emparentado con este, el posmodernismo apunta a interpretar los cambios estéticos que se desarrollaron en el arte a partir de los años setenta y ochenta del siglo pasado de manera diferente de lo ocurrido en el contexto de su predecesor, el modernismo. El giro se centra en las posibilidades de crear obras de arte que permitieran ampliar las formas y las vías por medio de las cuales ellas se armonizan entre sí, para dar vida a un nuevo producto artístico, generando diferentes diálogos con el entorno socio cultural que les rodea.

Estos cambios Jameson los denomina “nuevos procedimientos artísticos”, mientras que el teórico español Simón Marchán Fiz los nombra “nuevos comportamientos artísticos”. En ambos casos, los términos aluden a procesos en los que las obras son intervenidas utilizando el hipertexto, la apropiación, la deconstrucción, la intertextualidad, el pastiche, la parodia, la cita y el plagio, en múltiples ocasiones combinándose estos procedimientos de diversas maneras, haciendo posible obtener resultados que relacionan, por ejemplo, estilos, escuelas y corrientes de disímiles tiempos históricos. Estas categorías, desde los años apuntados, se han mantenido como formas constructivas y actitudes que los artistas adoptan para elaborar sus obras.

Procedimientos y comportamientos son conceptos afines, sobre todo enlazados con los nuevos medios y las formas artísticas surgidas en el arte, que exigieron adoptar otra actitud del artista, de la institución arte y otra comprensión del espectador frente al proceso creativo.

No voy a discutir aquí sobre los límites de la posmodernidad,[1] primando como un concepto que aglutina bajo el punto de vista estético y político al arte contemporáneo, sino que yendo hacia el terreno constructivo de la obra, terreno marcado por el pensamiento crítico posmoderno, me interesa comprender algunas de las peculiaridades de las relaciones entre el arte y la institución arte, y entre el arte, la política y la ideología, operando bajo la influencia de las formas posmodernas antes señaladas. Ante tal mezcla de elementos las categorías de originalidad, autenticidad y novedad ya no son suficientes para interpretar las obras, no obstante, algunas pueden mantenerlas en su contexto natural, pues lo importante es comprender, entre otros aspectos, sobre sus adaptaciones y vínculos con relación a las cualidades y contenidos apropiados.

El posmodernismo crítico cambia la utilización de los valores de la modernidad, tratando de continuarla, ampliarla o transformando algunos de sus componentes, como son la autoría, la originalidad o el empleo de la historia, al poner a funcionar desde diversas perspectivas la apropiación o la intertextualidad.

II

En el marco del arte cubano uno de los artistas que ha empleado la apropiación en su discurso artístico es José Ángel Toirac. Él se ha paseado por el campo de la pintura, la escultura, la instalación y el videoarte, logrando combinaciones que hacen interactuar contenidos y formas artísticas en apariencia imposibles de lograr. Toirac es un estudioso de la historia de Cuba y en varias de sus exposiciones esta ha estado presente, destacándose entre otras, las series: Una imagen recorre el mundo (1989), realizada en conjunto con los artistas Tanya Angulo, Juan Pablo Ballester e Ileana Villazón; Con Permiso de la historia (1994); Tiempos nuevos (1995-1997); y Falsos Abelas: auténticos Toiraces (2022). Sobre una de estas apropiaciones, Toirac me comenta que: “el punto de partida de mi ensayo fotográfico Con permiso de la Historia es la iconografía de la Revolución generada durante la década del sesenta. Tales imágenes tuvieron como uno de sus principales objetivos registrar y propagandizar la significación del hecho histórico”.[2]

En la serie Tiempos nuevos dicho procedimiento jugará un papel fundamental en la concepción de las obras que la integran, la cual está formada por más de 50 piezas en óleo sobre tela. Toirac utiliza de base para su elaboración imágenes tomadas de la prensa, situándolas junto a nombres de marcas de productos famosos como Coca-Cola y Marlboro. En la obra Puros Habanos. Únicos desde 1942, aparece Fidel Castro fumando un puro, acompañado de la frase “la huella que deja una obra maestra no siempre es imperecedera”. Esta expresión compleja amplía el sentido de la obra a sus dos portadores. También se podrían citar otras tres piezas en que aparece Castro: una en la que aparece sentado en un sillón de balance, otra junto a la marca Maison, casa de moda cubana, y una tercera sujetando una cámara de fotografías, acompañando la pieza de la marca Canon. Debe tenerse en cuenta lo que explica Toirac sobre la fuerte censura que rodeó la circulación de estas obras: “la censura incluyó que no podía venderlas ni sacarlas del país. Fue en el 2019, luego de obtener el Premio Nacional que pude exhibir la serie íntegramente en el Museo de Bellas Artes, 25 años después de ser censuradas.

Como hemos señalado, estas series en su conjunto tiene dos fuentes de apropiación, que al interactuar sugieren diversas interpretaciones. Para el artista resultaba un tema valioso comprender cómo un sujeto o un objeto histórico podía vivir al mismo tiempo en el terreno del arte y en el comercial compartiendo sus significados.[3] Ante esta circunstancia, ¿se encuentran estos planos en igualdad de condiciones o prima uno sobre el otro? ¿El sujeto valida con su presencia la calidad de los productos que se anuncian, tal y como ocurre generalmente cuando la función principal es la publicitaria, o por el contrario, al hacerlos circular en el mundo visual nos pondría a reflexionar sobre el contenido político que representa la figura situada junto a las marcas? Ante esta incógnita se puede considerar que más allá de la simple divulgación de un producto, lo que interconecta funciones y valores en las piezas, creando otra realidad bajo el procedimiento apropiativo, es la situación de equilibrio que sustenta los elementos visuales que contienen, la ambigüedad a que lleva ese equilibrio.

Toirac emplaza en sus obras significados y valores de diverso contenido, medita sobre cada detalle, usando una singular inteligencia y sentido del humor, lo que lo acerca a la creación del artista Lázaro Saavedra.

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