Daniela Fernández Rodríguez: Hiatal. A propósito de ensayos de duración y derivas participativas

Archivo | Artes visuales | 25 de junio de 2024
©Primera activación de Hiatal, festival When things are alive, Hägerstensåsens Medborgarhus, Estocolmo, 2022 / Curaduría: Daniela Fernández.

Continuamos el dosier ‘Curaduría, desterritorialización y diáspora’, comisariado por la crítico y curadora de artes visuales Daleysi Moya, con este hermoso texto de Daniela Fernández Rodríguez sobre la plataforma geocuratorial Hiatal y las derivas teóricas que la atraviesan.

Disfruten 😉

«[…] la civilización estaba a punto de perder una facultad humana fundamental: la capacidad de enfocar imágenes visuales con los ojos cerrados».
Ítalo Calvino

I. La mediación como antídoto

(Unos apuntes ensayísticos sobre Hiatal. Escribir sobre la praxis en progreso como un metaejercicio de los basamentos ralentizadores de este proyecto curatorial… la idea de proyecto más precisa ahora: proicere)

El impacto de la práctica de ejercicios de mediación cultural implementada híbridamente por curadores y educadores, así como los debates teóricos en torno a ella, se patentiza en los orígenes conceptuales de Hiatal. El ejercicio de mediación se puede considerar como un proyecto en sí, dirigido a acompañar y fomentar los procesos de aprendizaje e interpretación de las obras en cuestión. Lecturas provenientes de los debates en torno a la curaduría como mediación, educación o investigación, han complementado y nutrido el diseño de esta plataforma. El posicionamiento frente a los modos de entender la mediación y la clasificación por la cual nos hemos inspirado, contempla la importancia de la inmediatez. En su texto El curador como iconoclasta, Boris Groys desarrolla una genealogía del rol del curador en el contexto moderno, y expresa cómo sus ejercicios de colocación, contextualización y narración en el espacio expositivo generan apatía en el público general y en algunos artistas. En este gesto de inextirpable iconoclasia, sucede que «el gran público cree de un modo inconmovible en el valor interior de cada obra de arte, el cual debe manifestarse de manera directa ante sus ojos. Toda mediación a través de un curador resulta sospechosa para el público. En la mayoría de los casos el curador es visto como alguien que se coloca entre la obra de arte y el observador para poner bajo tutela a este mediante la pérfida manipulación de su percepción»[1].Tanto la obra de arte como las estrategias curatoriales no pueden renunciar a una lógica de visibilización, independientemente de que el curador sugiera un autoocultamiento de sus resortes; la curaduría actúa iconoclastamente pese a su afán programático de iconofilia. La mediación de la curaduría –en términos de Groys– viene a curar la impotencia de la imagen.

El curador deviene site, un lugar de confluencias múltiples, que lidia con las metáforas de develamientos de lo real. De ahí, el interés por no emplazarnos como autoridad artística sino, en cambio, como una figura que produce, media, traduce y custodia de acuerdo con la libertad operativa que posee a la hora de seleccionar los formatos y dispositivos curatoriales. Pretendemos actuar como sujetos puentes entre la intención del artista y la del público. La mediación será comprendida como un modo para disentir y revelar aquellos márgenes excluidos de nuestra existencia, aquellos lugares inéditos en las relaciones culturales de este nuevo mundo globalizado e interconectado. Precisamente en esta tarea, el comisario más que como un cartógrafo, debe actuar como un intérprete de la realidad, ya que resulta oportuno aprehender y, especialmente, controlar la diferencia. El gesto curatorial busca iluminar el encuentro con la obra de arte como un acontecimiento, porque más allá de la idea heideggeriana, la obra/imagen no es solo presencia. Se necesitan narrativas para su comprensión, para destacar su aspecto externo. En ese sentido, encontramos valiosa la implementación de tres prototipos de actividades que potencien el contenido y la forma de las piezas, y que ralenticen el proceso perceptivo: recorridos mediados, dispositivos curatoriales y actividades propiamente educativas. Esta categorización no reniega de una supuesta transversalidad ni contaminación entre ellas, más bien responde a objetivos específicos dentro del proceso de mediación.

En las últimas décadas, la autorreflexión del arte ha desvigorizado los resortes poéticos de las obras en su dimensión emancipatoria. Algunos curadores como Hans Ulrich Obrist proponen la inyección de lentitud a las exposiciones, mientras que Nicolas Bourriaud, desde su estética relacional, vuelve sobre la generación de lugares de encuentro o espacios de experiencia comunal. De un modo u otro, hemos constatado la necesidad de generar desde la curaduría un intervalo o pausa de tiempo compartido de aparente inactividad que vuelque, nuevamente, la experiencia artística en experiencia significativa. Este hiato activaría la durabilidad de lo social y ralentizaría los 10 segundos promedios asociados a la percepción de las obras contemporáneas. En torno a estas nociones surge Hiatal, plataforma curatorial iniciada en 2023 en Estocolmo, tras un conjunto de experiencias académicas, creativas y algunas nutritivas lecturas.

Las exposiciones recientes basadas en el gesto anticapitalista de crear el espacio activo y pasivo del slowness, el caring y la importancia del sueño en la vida cotidiana, nutren de alguna manera las búsquedas de Hiatal. En su libro 24/7: Late Capitalism and the ends of sleep, Jonathan Crary nos invita a reflexionar sobre la forma en las que el Capitalismo coloniza nuestro tiempo y nuestra conciencia, proponiendo estrategias para escapar de la temporalidad 24/7 y recuperar el control sobre nuestras vidas. Esta temporalidad se caracteriza por pocos intervalos significativos en la existencia humana ya que, según el teórico estadounidense, habitamos una zona de insensibilidad, de amnesia, de aquello que destruye la posibilidad de la experiencia. El estado contemporáneo de atención se rige por la condición permanente de nunca desconectarnos ni normalizarnos, provocando que disminuyan nuestras capacidades perceptivas y memorísticas. El autor propone, en ese sentido, salidas a la temporalidad 24/7 desde la retórica del sueño, ya que reconoce la imposibilidad del Capitalismo de autorregularse: «El sueño nos libera del pantano de necesidades simuladas, tiempo donde no estamos colonizados. Los sueños también pueden ser vehículos de los insaciables deseos humanos de superar el aislamiento y los confines privatizados del yo»[2]. De estas hipótesis entendemos que el descanso deviene un mecanismo de resistencia. Crary esboza estrategias conceptuales para su lucha contra esta colonización del sueño por parte de la tecnociencia, tales como la disidencia epistemológica y la emancipación sin utopía. En una dimensión más práctica, valorar el intervalo y la aparente inactividad en nuestra agenda humana se han convertido en leitmotiv para la plataforma Hiatal. Ejercer conceptual o metodológicamente el acto de la espera para activar la inmediatez y la experiencia comunal, nos permite intensificar la extemporalidad del presente.

II. Hiatus, extrañamiento e intervalos

Hiatal parte del precepto de que tiempo improductivo dentro de la experiencia hermenéutica, funciona como tiempo compartido. No existe un modo de calificar la rentabilidad de la percepción, no obstante, deberíamos enfocarnos en los desafíos para el arte contemporáneo con respecto a la atención del espectador. Fomentando esta idea, algunos presupuestos provenientes de la estética relacional y de la teoría de la literatura de los formalistas rusos apoyan el basamento conceptual de las exposiciones comprendidas en el proyecto. Por una parte, recurrir a la durabilidad de lo social, por la otra, establecer las muestras como lugares de encuentros para el intercambio entre los públicos europeos y la diáspora cubana. Asimismo, cabría insertar entre paréntesis que Hiatal nace de varias experiencias académicas y de creatividad colectiva en las que siendo practicante cultural y consumidora al mismo tiempo, encontraría la necesidad de erosionar formas de comunidad, agencia y expresión política que se estaban dando dentro de la comunidad artística cubana en la diáspora. Una de las deficiencias que encontraba a la hora de comunicar a los públicos europeos el arte cubano politizado era la nebulosa de información y, en contraparte, los deseos personales de no convertir la exposición en un testamento del presente político de la Isla. Ello, a su vez, se complejizaba con los ejercicios autorreflexivos de las obras. ¿Cómo captar la atención de los públicos más allá de la gratificación por el conocimiento, sin caer en gestos esencialmente activistas o del espectáculo? En el gesto poético –siguiendo a los formalistas rusos– encontraría un asidero. Para ellos, la poesía utiliza procedimientos de extrañamiento para desautomatizar el lenguaje y hacer que el lector perciba el mundo de una manera nueva y fresca. Estos procedimientos pueden incluir el uso de metáforas, imágenes inusuales, estructuras sintácticas complejas, etc. Una metodología de inserción de la poesía no únicamente en su expresión formal, sino en su valor desautomatizador de la vida cotidiana, ha impulsado la concepción de las exposiciones.

Desde un punto de vista metodológico, se ha construido como una plataforma de exposiciones, screenings y actividades públicas para la colaboración intercultural disidente entre la diáspora cubana y la comunidad europea. Hiatal, derivado del sustantivo hiato, en gramática supone el encuentro entre dos vocales contiguas que no forman diptongo y, por tanto, se pronuncian en distintas sílabas. En un sentido más metafórico implica una interrupción en el espacio o el tiempo, una pausa intencionada para generar derivas y oportunidades. Pausas y derivas como resortes para la mediación. La función de un hiato efectúa un acto de desfamiliarización de la monotonía y el ritmo de la vida cotidiana, así como de las espacios de poder. Desde sus inicios, esta plataforma se concibió como un programa de un año que pretende conectar los diferentes nodos de la comunidad artística cubana reciente en la diáspora o, en algunos casos, en el exilio. A través de enfoques poéticos y participativos para la sociedad europea donde la diáspora cubana se ha emplazado, busca generar sensibilidad política y empatía con la actual situación sociopolítica de la Isla.

Cada exposición o situación poética pretende traducir algunos pilares de una experiencia de vida no democrática, como el ostracismo, el exilio y el insilio, la censura, la ausencia de libertad de expresión, el panopticismo, los actos de repudio, la vagancia como reacción corporal e intelectual. La primera activación se presentó durante el festival When things are alive, del 6 al 9 de junio de 2022 en Hägerstensåsens Medborgarhus, Estocolmo. Como parte de esta actividad se realizaron dos actos, una lectura performática de poemas en español-inglés titulada Querer quedarse queriendo irse, con la colaboración de la coreógrafa polaca Alicja Czyczel, y poemas de los cubanos Katherine Bisquet, Martica Minipunto y Román Gutiérrez Aragoneses. Los poemas incluidos giraban en torno al sentimiento de insilio y exilio, y fueron leídos en pauta performática. Tomando como espacio de encuentro el escenario del teatro del Medborgarhus, los participantes debían adoptar posiciones de relajamiento mientras Alicja Czyczel y quien escribe, íbamos proponiendo ejercicios somáticos e intercalábamos la lectura de cada poema. La segunda actividad consistió en una proyección titulada In a whisper con la inclusión de las películas Sueños al pairo, dirigida por José Luis Aparicio & Fernando Fraguela, y A media voz,dirigida por Heidi Hassan & Patricia Pérez. Dicho screening fue concebido como una actividad con instrucciones orquestadas para el debate colectivo y el flujo de atención durante el visionaje.

Por su lado, la exposición Biblioteca para lomo-lectorxs en el espacio independiente Shmorévaz en París, se dirigió a construir vínculos y hospitalidades entre una comunidad específica (barrio de Saint-Germain) y algunos miembros de la diáspora cubana, a través de una obra de arte relacional, site-specific y prácticas de acogida. Conceptualizada por Lester Álvarez y Kevin Ávila, la biblioteca se presentó por primera vez como un work in progress donde los públicos podían imaginar los títulos en y, algunos casos, conformar cada volumen en el espacio físico. La asociación Shmorévaz devino un site para la colectividad, ya que buscábamos explorar la intimidad doméstica y las emociones políticas como la interfase de los movimientos del imaginario; mediar entre diversos públicos para fortalecer la sociedad política y cívica desde el arte a través estrategias de acogida o bienvenida (icebreakers,como le denominamos). La importancia otorgada durante este proyecto a las prácticas colectivas emerge de las ansias de construir vínculos horizontales y responsables. De este modo, pensamos en Paul Ricoeur cuando enuncia que la sociedad política es frágil, que se basa en un vínculo de confianza. Biblioteca… devino un ensayo de hospitalidades y partituras donde se logró confeccionar una estantería de libros imaginarios. Intimidad, indigestión, sarcasmo, desgarraduras, desmembramientos, juegos de palabras y recitales de poesía, fueron algunas nociones que expandieron la lomo-lectura. En palabras de Santiago Díaz para el texto de sala, «la obra es un mapa de anécdotas, bromas, parodias, ocurrencias, intuiciones, que fueron alcanzando existencia de títulos desafiantes. Enunciados de choque, terrorismo del desahogo contra el Poder y sus infinitas mediocridades».

Las próximas iteraciones pretenden conectar las ciudades de Berlín, Viena, Madrid, Londres y Barcelona. En todas ellas, las prácticas colectivas, los gestos poéticos de resistencia política y la desautomatización de la vida cotidiana encuentran un terreno común. Las exhibiciones han sido diseñadas como ensayos de duración. Ensayos porque existe espacio para el error, el autoaprendizaje y la desviación en la experiencia comunal. Como el propio concepto de ensayo, abrazamos la falibilidad en los procesos de aprendizaje. Aunque la mediación implica la inserción de las subjetividades autorales por parte de los comisarios en cuanto a la comprensión del contenido artístico y las tesis conceptuales, con cada proyecto de Hiatal pretendemos sugerir con instrucciones orquestadas o la participación voluntaria, un posible recorrido museográfico que ilumine aquellos aspectos de valor cognitivo. En la mediación ejercida por la curaduría, como reflexiona Lars Bang Larsen en su texto Remarks on mediation, «(…) el intermediario establece una autoridad en el control del flujo de productividad. En otras palabras, el intermediario es un autor –y el autor es un intermediario– que expone el deseo de escenificar material mediado y, por lo tanto, la subjetividad se produce aquí»[3]. Con los ensayos de duración y los dispositivos curatoriales se puede reducir las sucesivas capas de lecturas y referentes que obstaculizan la inmediatez de la recepción, enriqueciendo así la interpretación. De manera democrática, el visitante puede elegir si participar directamente o no de esa mediación. Acaso como una metáfora sobre la experiencia de recepción en los predios del cine, con Hiatal se traza la posibilidad de construir relatos de manera colectiva en torno a las exposiciones y los eventos.

Tanto los recorridos mediados, los sucesos de participación voluntaria como los dispositivos curatoriales se orientan a la activación de vínculos dentro de la esfera de producción del arte, recalcando el pensamiento crítico. De ahí que la mediación funcione como «el espacio intermedio que se abre en la relación de uno con la alteridad. Se trata, por lo tanto, de un ámbito plagado de automatismos y de convenciones, pero también es el espacio preciso en que, según el filósofo (Deleuze), la repetición se puede ver desafiada»[4].

La praxis curatorial en los últimos veinte años ha estado sujeta a constantes hibridaciones, y no es menos cierto que un amplio plexo de exhibiciones ha devenido confuso, fragmentario y abrumador a nivel informativo. La búsqueda de nuevas formas de conocimiento, potenciando la experimentación abierta y lo procesual permite desalojar las cargas dominantes en los sitios del arte contemporáneo. Tomando también algunas nociones del giro educativo, el proyecto Hiatal se inspira y ejerce la curiosidad, el imprevisto, así como las subjetividades y emociones compartidas como posibilidades creativas.


[1] Groys, Boris. «El curador como iconoclasta», en Denken Pensée Thought Mysl…, Criterios, La Habana, no. 2, 15 febrero 2011, p. 26. Texto digitalizado.

[2] Crary, Jonathan. 24/7: Late Capitalism and the ends of sleep. Verso, Londres, 2013, p.10.

[3] Andrease, Søren; Lars Bang Larsen. «Notas sobre mediación». A*Desk. abril 10, 2006. https://a-desk.org/en/magazine/remarks-on-mediation/

[4] Fontdevila, Oriol. El arte de la mediación. Bilbao, Consonni, 2018, p. 50.