Centro de Documentación de Prisiones Cubanas: Actualización sobre condiciones en prisiones [junio de 2024]
Como se alertó en el pasado informe del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas, los brotes epidémicos han continuado creciendo en las cárceles del país. Este crecimiento está favorecido por la llegada del verano y, sobre todo, por el estado de abandono de los establecimientos penitenciarios, la falta de medicamentos y atención médica y la mala alimentación.
Durante el mes de junio se recibieron registros de contagios extendidos de fiebre de Oropouche en las prisiones de Boniato (Santiago de Cuba), campamento de trabajo forzado Ho Chi Minh (Mayabeque) y el Combinado del Este (La Habana), tuberculosis en Nieves Morejón (Sancti Spíritus), Ariza (Cienfuegos) y la Prisión Provincial de Granma*, así como brotes diarreicos y vómitos en Kilo 7 y Kilo 8 (Camagüey) y el campamento de trabajo forzado anexo a la prisión de Quivicán (Mayabeque). En todos los casos estas situaciones vienen acompañadas de falta de medicamentos y mala atención sanitaria.
En total, durante el mes se registraron 134 denuncias provenientes de 47 prisiones de 14 provincias del país. Los territorios con mayor cantidad de reportes fueron La Habana (44), Camagüey (19) y Santiago de Cuba (18). Entre las prisiones, los centros con mayor número de violaciones fueron el Combinado del Este, Boniato y la prisión 1580 (La Habana).
Del total de denuncias, 121 implicaron alguna forma de hostigamiento o represión contra los reclusos y 58 se refirieron a problemas con la asistencia médica. Le siguen las violaciones relacionadas con procesos penales y administrativos (17), las golpizas y torturas físicas (14), las plagas y brotes epidemiológicos (13) y el uso de celdas de castigo (12), junto a otros 29 tipos de violaciones que dan cuenta de la variedad de formas de hostigamiento a las que están sometidos los prisioneros.
Fueron registradas violaciones contra al menos 114 reclusos (8 mujeres y 106 hombres) y 22 denuncias hacen referencia a hechos que afectan al conjunto de la población penal de un centro penitenciario. Entre los reclusos víctimas de mayor cantidad de violaciones estuvieron Mario Alberto Hernández Leyva (prisión 1580), vicepresidente del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR) y recién regresado arbitrariamente a prisión; y los también presos políticos Roberto Pérez Fonseca (Prisión de Quivicán) y Pedro Albert Sánchez (Prisión 1580). Las categorías de vulnerabilidad más recurrentes entre las víctimas fueron los presos políticos, los opositores y los afrodescendientes.
La mayoría de las violaciones fueron cometidas por funcionarios de las cárceles, seguidos por oficiales de la Seguridad del Estado que actúan en las prisiones y los miembros del sistema judicial. Se identificaron total o parcialmente 32 personas (8 mujeres y 24 hombres que fueron partícipes de estas violaciones. De ellos, 18 son miembros del sistema penitenciario, un médico, así como nueve jueces, un fiscal y tres testigos que actuaron en juicios políticos.
Las denuncias sobre salud mayormente se refieren a la falta de atención médica a los reclusos, negación intencional de asistencia y escasez casi total de medicamentos. Los casos particulares de reclusos con afectaciones pueden consultarse con más detalle en el informe mensual “Personas privadas de libertad con situaciones delicadas de salud”. Las muertes de los reclusos José Antonio Carvajal Ceballos* (Prisión de Boniato), de Jorge Cantibá Soto y un adulto mayor de identidad desconocida (ambos en el Combinado del Este) estuvieron relacionadas con negligencias médicas y mala atención. Un cuarto prisionero cuyo nombre se desconoce*, falleció en la prisión Mar Verde (Santiago de Cuba), mientras comía pinol (harina de maíz tostado). En los casos de reclusos con padecimientos psiquiátricos como Adrián Cao Tejera* (Prisión de Canaletas, Matanzas), la falta de sus medicamentos conduce a que se autolesionen gravemente.
La pésima alimentación sigue siendo una constante en las denuncias. Nuevamente las palabras “desnutridos”, “sancocho”, “comida podrida”, “excrementos” se repiten en los reportes recibidos desde 13 prisiones de cinco provincias, mezcla de la desatención estatal a las cárceles y los malos procederes de los funcionarios que trabajan en los establecimientos penitenciarios.
A pesar de esta situación continúa el crecimiento de la población penal del país. Desde la Prisión Provincial de Granma*, la cárcel Nieves Morejón y el centro penitenciario “Tarea Confianza”* se recibieron reportes de hacinamiento, así como reclusos durmiendo en el suelo, sin colchones, en Kilo 7 y Kilo 9* (Camagüey). Fueron denunciados problemas con el abasto de agua en Kilo 8*, Combinado del Este y el campamento de trabajo forzado anexo a la prisión Agüica. Hay plagas de chinches en el campamento de trabajo forzado de Bidot*, el Combinado del Este y la prisión 1580.
La falta de atención médica, la pésima alimentación y las malas condiciones de habitabilidad, junto a los reclamos de libertad e inconformidad con los procesos penales, fueron las causas que llevaron a que durante el mes se declaran en huelga de hambre varias decenas de presos extranjeros recluidos en La Condesa (Mayabeque) y los cubanos Pedro Carlos Camacho Ochoa, Javier Reyes Peña, Guillermo Carralero López, Carlos Alberto McDonald Ennis (Prisión Provincial de Las Tunas), Jorge Luis Román García* (Prisión Canaletas, Matanzas), Carlos Michael Morales Rodríguez (Prisión Guamajal, Villa Clara), Aliesky Calderín Acosta (Kilo 8), Maroloide García Bientz* (Combinado del Este), Walfrido Rodríguez Piloto (Prisión Jóvenes de Cotorro, La Habana), Mario Pineda Cardoso* (Prisión Valle Grande, La Habana) y Eider Frómeta Allen (Prisión de Boniato).
Durante las huelgas de hambre persisten las prácticas de trasladar a los reclusos hacia otras prisiones, aislarlos en celda de castigo con condiciones infrahumanas y someterlos a torturas y golpizas con el objetivo de que se desplanten.
Respecto a las torturas, en la Prisión Provincial de Las Tunas se denunció el uso de la técnica conocida como “el potro”, en la enfermería del penal, consistente en esposar de manos y pies a los reclusos, acostados, mientras son golpeados por varios guardias; también el uso de perros sin bozal para intimidar a los reclusos en la prisión Jóvenes de Cotorro; así como el rociado con spray irritante en el rostro a los reclusos que reclaman sus derechos en las prisiones de Quivicán y Combinado del Este.
También fueron víctimas de formas de torturas o golpizas severas durante el mes Mario Alberto Hernández Leyva (Prisión 1580), Carlos Manuel Pupo Iglesias (Prisión Guanajay, Artemisa), Walfrido Rodríguez Piloto (Prisión Jóvenes de Cotorro), Yunior Batista Montoya (Prisión Provincial de Las Tunas), Yasmany Barroso Mujica (Prisión Guamajal), Eider Frómeta Allen (Prisión de Boniato), Yuri Almenares González y Lázaro Yuri Valle Roca (Combinado del Este) y Pável Alberto Rodríguez Nápoles (Prisión Nieves Morejón, Sancti Spíritus), quien luego de ser golpeado esposado, causándole hematomas en la cabeza, fractura de tabique y perdida de dos piezas dentales, fue llevado a celda de aislamiento hasta que se le bajara la inflamación.
Las condiciones de estas celdas de castigo clasifican como formas de tortura, como se aprecia en los casos de Aliesky Calderín Socarras (Kilo 8), recluido en medio de una huelga en hambre en una celda sin colchón, sin agua y con cucarachas y roedores; y Roberto Jesús Marín Socarrás (campamento de trabajo forzado anexo a la prisión Agüica, Matanzas), sometido a altas temperaturas, mosquitos, privado de alimentos y agua por prolongados períodos de tiempo y a quien las autoridades aplicaron esta sanción por algo tan simple como saludar a otro recluso.
También fueron sometidos a aislamiento Mayelín Rodríguez Prado (Prisión Provincial de Mujeres de Camagüey), Ernesto Santos Rosabal* (Prisión Provincial de Granma) y Jorge Cervantes García (Prisión Aguadores, Santiago de Cuba). Permanece en esta situación desde hace cuatro meses Pedro Albert Sánchez (Prisión 1580, La Habana) y José Daniel Ferrer García (Prisión Mar Verde), desde hace casi tres años. De este último no se tienen noticias desde el pasado 1ro de abril. En ambos casos, el período de aislamiento al que han sido sometidos implica una total violación a lo establecido en las Reglas Mandela.
También en contraposición a lo establecido en este documento internacional, las autoridades penitenciarias utilizan las emulaciones y los beneficios colectivos para estimular que los reclusos comunes hostiguen a los prisioneros políticos: una práctica denunciada este mes desde el centro penitenciario “Tarea Confianza” de Santiago de Cuba*, pero extensiva al sistema penitenciario cubano en su totalidad. El uso de presos comunes para acosar a los políticos fue denunciado, además, en los casos de Amauris Arrate Hernández* (Prisión de Boniato), Mayelín Rodríguez Prado (Prisión Provincial de Mujeres de Camagüey), Adonis Laborde Espinosa* (Centro correccional “El Molino”, Granma), Dixán Gaínza Moré (Centro correccional “La Empresita”, Camagüey), Yoandrys Gutiérrez Vargas* (Prisión Provincial de Granma) y Ramón Enrique Montero Meriño* (Kilo 8), quien alega que apenas puede dormir por esta causa, ya que se encuentra junto a reclusos con delitos de asesinato.
En el centro penitenciario “Tarea Confianza”* de Santiago de Cuba el pago a los reclusos que realizan trabajo forzado es por debajo de lo establecido y en muchas ocasiones lo hacen gratis, a cambio de que les otorguen pases; mientras que en el campamento anexo a la prisión Agüica, tienen a los presos halando la carreta con que recogen la basura, porque el tractor que emplean con esta finalidad está roto. Estos abusos, unidos a la mala alimentación, falta de medicamentos, de instrumentos de trabajo y pésimas condiciones de habitabilidad, son comunes en los múltiples campamentos penitenciarios existentes en el país; sin embargo, la mayoría de los reclusos persigue su traslado hacia estos lugares debido a las aún peores condiciones de las cárceles de máximo rigor.
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