Ángel Esteban: Cobra, de Severo Sarduy
Esta nueva edición de Cobra pone a prueba el funcionamiento lógico de las leyes del mercado editorial. Severo Sarduy (Camagüey, 1937–París, 1993) fue, en palabras de García Márquez, el «mejor escritor de la lengua» española, pero también «el menos leído». A pesar de ello, durante los años setenta y ochenta sí hubo interés por su obra.
Cobra se publicó por primera vez en 1972, en Sudamericana, con reimpresiones en 1973, 1974, 1983 y 1986. En España la editó Edhasa, en 1981. En Francia la publicó Seuil en 1972, la editorial donde Sarduy trabajaba, junto a su pareja, François Wahl. También fueron notables las traducciones al inglés, en el mismo año, y al italiano, al griego, etc. Pero aquel flujo se truncó, hasta que en 1999, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores la editó para la Colección Archivos (ALLCA), en un extraordinario trabajo que significó la recuperación de toda la obra narrativa, poética, ensayística y dramática del cubano. Una edición de dos volúmenes y casi dos mil páginas, con una labor encomiable de fijación de textos y un aparato crítico en el que colaboraron intelectuales y escritores de primera línea, como Roland Barthes, Juan Goytisolo, Héctor Bianciotti, Emir Rodríguez Monegal, Roberto González Echevarría o Andrés Sánchez Robayna, bajo la esmerada coordinación de Gustavo Guerrero y François Wahl. Pero esta edición, obviamente, no tuvo una gran difusión, ya que se trataba de un proyecto exquisito, solo interesante para especialistas, bibliotecas, universidades.
Después de casi veinticinco años, una editorial independiente y pequeña, de un país no excesivamente cercano a la órbita de Sarduy, que nunca había publicado su novela, se atreve con una edición muy cuidada desde el punto de vista de la versión utilizada y la presentación del texto. Cuneta nació en 2009 con la idea de difundir especialmente la literatura latinoamericana, sobre todo la chilena. La reciente edición de Cobra ha sido señalada por La Tercera como uno de los mejores libros editados en Chile en 2023. Ojalá esta iniciativa sirva para que Sarduy deje de ser el escritor «menos leído».
A mitad de los noventa, Leonardo Padura dedicaba un extenso y nada disimulado homenaje a la figura de Sarduy, en su novela Máscaras, cuyo título ya remite a uno de los presupuestos estéticos y vitales del autor de Cobra. Padura ponía en boca de un personaje, el Recio, las líneas básicas del ensayo de Sarduy La simulación, que explica teóricamente lo que se plantea en sus novelas, y que trata sobre las posibilidades, características y consecuencias físicas y psíquicas de las transformaciones que llevan a cabo los travestis.
Cobra fue un artista de los años sesenta al que Sarduy conocía por referencias, un personaje que se hizo famoso en el Carroussel, un tugurio parisino centrado en el travestismo. Al enterarse de su muerte, cuando el escritor se encontraba en una playa de Cannes, sintió un impulso irrefrenable que le llevó a escribir sobre él. En la novela, Cobra trabaja en un teatro y se obsesiona con el tamaño de sus pies, claramente desproporcionados. Debido a ello, intenta reducir la dimensión de sus extremidades mediante una operación, y en ese itinerario se encuentra a un cirujano que puede ayudarle no solo en el problema que expone sino también en el cambio de género.
La novela indaga, alrededor de esa síntesis argumental, en la naturaleza de las metamorfosis y la relación entre la máscara y la realidad. Sarduy trabaja con la inquietud de aquellos años por el concepto de identidad, aplicado no solo al ámbito del boom latinoamericano, sino en general, como problema no superado de la civilización occidental, por la obsesión con el origen, que proviene del cristianismo: saber quién se es, de dóndes se viene y adónde se va. Para Sarduy, el acaecer sin origen es la única realidad. Por eso, cualquier transformación es bienvenida, como la que pretende Cobra. Frente al inmovilismo del hombre contemporáneo, que busca obcecadamente su lugar en el mundo, Cobra encuentra el ser en el devenir, a lo Heráclito. Con este planteamiento, Sarduy se adelantó varias décadas a unos registros identitarios que ya son comunes en nuestro siglo. De ahí el acierto de esta nueva edición de Cobra.
Publicación fuente ‘Cuadernos hispanoamericanos’
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