Manuel Ballagas: Cuba oficial guarda silencio ante cambio de guardia en Washington
Más de una semana después del triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el régimen comunista de Cuba no ha reaccionado de manera oficial al cambio de guardia en la Casa Blanca. Pese a los vientos adversos que parecen soplar desde el norte, con la perspectiva de un cubanoestadounidense, Marco Rubio, en la Secretaría de Estado, el órgano del Partido Comunista de Cuba y otros apéndices mediáticos del gobierno cubano apenas han publicado unas escasas columnas sobre la exaltación de Trump a la presidencia y el nombramiento de Rubio, redactadas en tono general moderado por articulistas de poca monta, algunos de ellos extranjeros. Ausentes de todo este espectro de opinión están altas figuras del régimen como el gobernante Miguel Díaz Canel, el canciller Bruno Rodríguez, por no hablar de Raúl Castro, jefe máximo del Partido Comunista.
¿Qué ocurre?
Dadas las extremas circunstancias por las que Cuba pasa actualmente en el terreno económico, y dados el descontento social provocado por los largos apagones y las penurias derivadas de dos huracanes, uno en cada extremo del país, así como la escasez generalizada de alimentos y combustible, la actitud de los dirigentes cubanos ante los cambios drásticos en las altas esferas de Washington, su adversario preferido, parece ser la de un prudente wait-and-see. Pero la discreta respuesta oficial ante los obvios contratiempos que se avizoran para la sociedad cubana no significa que los cubanos de base, aun los adictos al sistema de gobierno imperante, no encaren con inquietud las nuevas perspectivas y que incluso discrepen en la forma de darles la cara.
A diferencia del diario Granma, donde la mayoría de los artículos, incluyendo los relacionados con las elecciones estadounidenses, siguen presentándose con “0 comentarios”, la web oficiosa Cubadebate ofrece una curiosa ventana abierta a un abanico de opiniones que dan a entender que en Cuba, ante la victoria de Trump y detrás del estruendoso silencio oficial, como dice el dicho, la procesión va por dentro, combativa y triunfalista unas veces, y pesimista y sombría otras.
Las reacciones a un artículo publicado en dicha página bajo el título de “A no desesperar: Trump no es invencible”, y tomado de la revista argentina de izquierda Jacobin, son, además de diversas, representativas del fárrago de ideas que, cual réplicas de un cataclismo con epicentro en Washington, se esparce en el seno de una sociedad cada vez más enfrentada a un futuro incierto y traumático.
Desde posturas drásticas de rompimiento y temores de guerra hasta consideraciones económicas sobre el beneficio del comercio con Estados Unidos y las remesas provenientes de ese país, tal es la reacción de un grupo de cubanos a varios artículos de Cubadebate.
“Cuba debería romper las relaciones diplomáticas con el imperio y cerrar embajadas o sufrir un nuevo paquete de sanciones que ya se está elaborando”, escribe al pie del artículo de Jacobin una lectora llamada solamente Liuba.
A lo que responde otra lectora con su nombre y apellidos, Celia Roche: “La diplomacia contemporánea no funciona cerrando puertas, de hecho el MINREX ha declarado la disposición a diálogos que no comprometan la soberanía del país ni su política de principios. Esa, entre otras, es la razón de la existencia de una embajada en Washington”.
“Liuva… respeto su opinión”, agrega un lector que se firma Cubano Soy. “Pero en mi caso no lo considero así… La comunidad cubana que vive en ese país envía mucha ayuda a su familia aquí… Gracias a ello sobreviven millones de cubanos… Revise la bolsa de pollo que usted come y verá de donde viene … Por último le diré, las remesas familiares enviadas a Cuba representan una importante inyección de divisas a nuestra economía. Si usted no tiene familia afuera, lo lamento. Millones de cubanos siiiii”.
Otro lector, nombrado Juan Z, se muestra menos conciliador: “El camino de Estados Unidos irremediablemente es hacia el fascismo, observe ya el programa de Marco Rubio: alcanzar la paz mediante la fuerza”, dice. Y concluye: “La disyuntiva en esas elecciones era que ganara el menos malo, o aparentemente el menos malo, no sucedió, la mayor parte de ese pueblo votó por mejorar su economía del día a día, algo que forma parte de la filosofía que siembra el imperio en las mentes de sus ciudadanos, ellos vivir bien, muy bien y el resto del mundo que se jod…”
Las reacciones a otro artículo, titulado “Estados Unidos: un abismo en el centro”, del sociólogo marxista argentino Atilio Borón, son del todo más viscerales ante el impacto que se prevé en Cuba de un segundo mandato de Trump.
“Nada claro se nos avecina; habrá que ser un mago para sobrevivir como hasta ahora”, escribe un lector llamado El sano.
Y otro, llamado Mágico, afirma: “Para los norteamericanos no es lo mismo el tema de la economía que para los cubanos. Para nosotros el problema fundamental es que no hay, y de eso dependen los asuntos restantes”.
Algo parecidos y escuetos son los comentarios que siguen al artículo sin firma, pero parcialmente atribuido a CNN, “Donald Trump confirma a Marco Rubio como su secretario de Estado”.
“Uff candela, que dúo. A llorar que se perdió el tete”, escribe un lector llamado solamente sachiel. A lo que responde otro, llamado Amaya: “Que lloren los pusilánimes, los flojos, los traidores, este pueblo verdaderamente revolucionario no teme a ningún energúmeno”.
Pero no todo es combatividad. Otro lector expresa preocupación:
“Yo sí temo por mi país… por mi gente, por mi familia”, dice Cubano Soy. “Nuestra situación es bien complicada… Debimos haber tomado como ejemplo la caída en masa del campo socialista. Por acumulación de errores, para corregir el rumbo. Y ahora para colmo este sr…marco rubio es designado en cargo de importancia. Con consignas no resolveremos nadaaa”.
Un tono más pesimista, indicativo de desconfianza hacia el liderazgo cubano actual, lo expresa el lector que firma solo como Orlando:
“Todos los años de la revolución han sido duros… pero como estos cuatro que le vienen, ninguno”, afirma. “Ya desde hace rato no está un Fidel, que no tiene copia… estamos endeudados hasta la médula, las carencias y el desgaste han causado serias diferencias y descontento, la emigración y la fuga de capital humano y talentos, el desmontaje de la industria azucarera, la baja del turismo, el deterioro del obsoleto sistema electroenergético… ya eran mucho, pues si faltaba algo, ahí están Donald Trump y Marco Rubio, entre otros… Lo que le espera al pueblo de a pie es candela”.
A lo que el lector de nombre José Miguel añade ominosamente: “Se cierne peligro real de guerra para Cuba”.
Es de esperar, más pronto que tarde, una reacción oficial cubana al traspaso de poderes en Estados Unidos, sobre todo porque, como puede apreciarse, el trasfondo de opiniones entre los cubanos parece bastante contrapuesto e indicativo de una honda inquietud con respecto al porvenir del modelo político y económico que impera en Cuba desde hace más de seis décadas. ¿Aprovechará el régimen el nuevo panorama para hacer las paces con Washington o seguirá atrincherado en las viejas posturas que parecen conducirlo a la catástrofe? Ya veremos.
Responder