Alfredo Herrera Sánchez: Francisco Rangel Manzano, otra víctima de la represión política en Cuba
El 11 de julio de 2021 marcó un antes y un después en la vida de muchos cubanos, uno de ellos fue Francisco Rangel Manzano, opositor de 63 años de edad miembro del Partido por la Democracia “Pedro Luis Boitel”. No dudó en unirse en su municipio natal de Colón, en la provincia de Matanzas, a una de las mayores manifestaciones antigubernamentales de la historia de la Isla.
Pero la participación en las protestas de Francisco Rangel o “Pancho”, como lo llaman sus conocidos, fue muy breve. El Gobierno cubano se ensañó contra él porque, supuestamente, intentó aupar a otros manifestantes con consignas como “Abajo la dictadura”, “Libertad” o “Patria y Vida”. Esta última terminó convirtiéndose en todo un referente para las protestas cubanas de los últimos años. Su origen parte de la canción homónima anticastrista que se popularizó a inicios de 2021, cinco meses antes del 11J.
La esposa de Rangel, Regla Burunate, cuenta a Yucabyte que él «ni siquiera llegó a manifestarse como tal, ya que apenas había caminado 80 metros cuando lo detuvieron».
Pese a ello, el régimen lo acusó de “desórdenes públicos” y “desacato”, cargos que Burunate describe como completamente infundados, mientras enfatiza en la arbitrariedad del proceso: «Mi esposo fue condenado injustamente. El juicio estuvo lleno de falsedades y fue preparado con el único objetivo de justificar una condena ya decidida».
Las irregularidades no terminaron en la detención. Según Giselle Morfi, abogada del Centro de Información Legal Cubalex, «el arresto de Francisco violó el debido proceso desde el inicio. No se le informó de sus derechos, no hubo orden judicial y su prisión provisional se usó como herramienta de castigo político, algo que vemos sistemáticamente en casos de opositores».
Rangel, junto a otros dos opositores, fue condenado a seis años de privación de libertad por la jueza Dayris Roque García en un juicio que tuvo lugar en enero de 2022, seis meses después de ser arrestado en Colón.
Según declaraciones ofrecidas por su esposa a Diario de Cuba, el opositor, por no confiar en la justicia cubana, rechazó contar con la defensa de un abogado. “No quiere abogado que lo defienda. Dice que sin haberlo realizado, su juicio ya está hecho», explicó entonces Burunate, mientras aseguró que Rangel se mantenía “firme en sus ideas”.
Morfi, al ser preguntada por la condena que se encuentra cumpliendo actualmente Rangel, la califica como “desproporcionada”, pues asegura que la fiscalía careció de pruebas que demostraran algún delito real.
«El tribunal no logró demostrar que Francisco hubiese causado desórdenes públicos o cometido desacato. Es un patrón común en los juicios contra opositores políticos: Se parte de la culpabilidad asumida y se niegan las garantías básicas de defensa», afirma.
Además, las condiciones de su detención inicial también estuvieron marcadas por el abuso. Su esposa recuerda la incertidumbre de los primeros días: «No sabíamos dónde estaba. Durante varios días su paradero fue desconocido”.
Condiciones inhumanas y tortura en las cárceles cubanas
Tras su detención, Rangel fue trasladado a varias prisiones, práctica que puede ser calificada como una forma de desaparición forzada de corta duración. Con ese patrón, el régimen busca desorientar a las familias y castigar a los presos políticos con la incertidumbre de no tener siquiera comunicación con sus seres queridos.
En el caso de Rangel, fue recluido en el Combinado del Sur, en la Prisión de Agüica y, más recientemente, en la Prisión de Canaleta del municipio de Perico.
Esto se agrava por el hecho de que las condiciones de reclusión que enfrenta hasta la actualidad son extremadamente difíciles. De acuerdo con su esposa, el prisionero político cubano sufre de cardiopatía, hipertensión arterial y dolor crónico en las rodillas, sin embargo, «le han negado consistentemente el acceso a tratamiento adecuado y los medicamentos que le enviamos son confiscados como represalia».
Ese maltrato es parte de lo que Morfi describe como «negligencia médica deliberada», una práctica que ha provocado la muerte de otros presos en Cuba. Tan solo en noviembre del presente año murieron siete reclusos bajo custodia del Ministerio de Interior (MININT), según datos del Centro de Documentación de Prisiones Cubanas.
No es exagerado decir que los reclusos cubano corren graves riesgos de vida, especialmente si se encuentran privados de libertad por motivos políticos. En octubre de 2024, hace tan solo dos meses, Rangel fue enviado a una celda de aislamiento en Canaleta tras una discusión con un oficial. Las condiciones en este tipo de calabozos son especialmente inhumanas, debido a la falta de ventilación, la higiene precaria y el aislamiento extremo.
Al respecto, la abogada de Cubalex explica que «el uso de celdas de aislamiento constituye una de las prácticas represivas más comunes contra los opositores políticos, buscando castigar y quebrar a los detenidos.»
Las agresiones físicas y psicológicas también son frecuentes, según expone Burunate, quien denuncia que su esposo «ha sido maltratado física y verbalmente por oficiales, como el caso de Ronald (uniformado) en Canaleta».
Estas agresiones han ido desde intentos de empujarlo por escaleras, hasta la mencionada reclusión en celdas de castigo como forma de tortura.
Además, Rangel también fue acusado de actos de insubordinación, cuando en una ocasión apareció un cartel con la frase «Patria y Vida» en una de las prisiones donde estuvo recluido y lo culparon por ello. Dicha frase ha marcado la represión sufrida por Rangel en los últimos años. Las autoridades cubanas la subrayaron en su sentencia como una de las consignas pronunciadas por él en Colón durante el 11J.
Su caso es una prueba más de cuánto se criminaliza en Cuba el disenso y la libertad de expresión. Además, contradice lo que por momentos ha intentado promover el régimen castrista: que no han condenado o reprimido a nadie por pronunciar “Patria y Vida”. A mediados de noviembre de 2024, el programa televisivo propagandístico Con Filo se mofó de poner la canción “Patria y Vida”, de la que nace la mencionada frase. Episodios de esta índole no solo se contradicen con sentencias como la de Rangel, pues hasta en la propia televisión han salido oficiales del MININT explicando cuánto han perseguido a los manifestantes del 11J por gritar “Patria y Vida”.
Un historial de detenciones
Giselle Morfi subraya que los patrones represivos contra los opositores políticos incluyen «traslados arbitrarios, negación de atención médica, hostigamiento constante y la utilización de la prisión provisional como castigo», acciones que no solo buscan sancionar al detenido, sino también enviar un mensaje de advertencia al resto de la sociedad.
A fin de cuentas, la represión en Cuba nunca se ha limitado a los ciudadanos que se encuentran en la mira del régimen, también afecta a los familiares y amigos de estos. Esto lo ha experimentado el entorno de Rangel, pues su esposa ha denunciado constantes amenazas y vigilancia.
Yesenia Rangel, hija de este preso político, dijo a YucaByte: “Nos afecta muchísimo esta situación y más a su nieto Diego, es algo muy duro. Mi relación con mi papá es especial. Mi padre es mi héroe, mi guerrero. Es incondicional, un superpadre. He sido reprimida siempre, desde la ahora en punto en que soy hija de un opositor”.
El acoso contra Rangel y su familia no es algo nuevo. En 2017, las autoridades allanaron su hogar y, bajo el pretexto de «enriquecimiento ilícito», confiscaron los utensilios y alimentos que destinaban al Proyecto Capitán Tondique, una iniciativa humanitaria liderada por la familia para alimentar a personas necesitadas.
Los reportes de la prensa independiente cubana confirman las represalias sistemáticas contra la pareja de opositores. Medios como Diario de Cuba y Radio Televisión Martí documentaron múltiples arrestos arbitrarios sufridos por Francisco y Regla a lo largo de la pasada década, así como episodios de violencia durante esas detenciones.
En diciembre de 2011 Rangel fue arrestado junto a otros activistas en Matanzas, y golpeado durante su traslado a una comisaría, según reportó el medio Cubaencuentro. Este patrón de detenciones arbitrarias continuó en 2012, cuando fue detenido en el contexto de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, lo cual denunciaron en su momento agrupaciones católicas.
En 2016, este opositor cubano también fue arrestado y multado por «resistencia» después de intentar documentar un acto de repudio contra su familia. Diario de Cuba reportó que, durante ese episodio, fue golpeado por oficiales.
Ese mismo año, junto a su esposa y otros miembros del Proyecto Capitán Tondique, enfrentó un allanamiento en su hogar, en el cual las autoridades confiscaron recursos destinados a alimentar a personas necesitadas.
En 2017 fue detenido varias veces por continuar con la labor humanitaria del Proyecto Capitán Tondique. En junio de ese año, declaró a Cubanet que «a pesar del hostigamiento, seguimos adelante porque nuestra misión es ayudar a los más vulnerables». Las detenciones incluyeron amenazas de juicio por su trabajo comunitario, según reportó Diario de Cuba.
En 2018 fue arrestado al menos en dos ocasiones. En una de ellas, lo multaron por «daño al ornato público» tras acusarlo de pintar un cartel en una zona estatal. En otra ocasión, lo detuvieron y golpearon por gritar consignas en favor de los derechos humanos durante una protesta pacífica.
Estas acciones represivas continuaron en los años siguientes, incluyendo un arresto en diciembre de 2020, denunciado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos.
Patrón represivo contra opositores
Las estrategias de represión del régimen cubano contra opositores políticos como Francisco Rangel Manzano evidencian un patrón establecido de control y castigo, según explica Morfi.
«Francisco Rangel fue víctima de una detención arbitraria e ilegal, porque lo apresaron por ejercer derechos fundamentales y no por cometer ningún hecho delictivo», explica la abogada, quien señala que el régimen practica habitualmente estos arrestos violentos, sin emitir una orden judicial y sin respetar el debido proceso.
Otra de las herramientas más severas empleadas contra los opositores políticos, de acuerdo con Morfi, es la prisión provisional. La jurista insiste en que esta medida, que debería ser excepcional, se ha convertido en una regla para disidentes como Rangel.
“Esto representa un tratamiento selectivo que se usa como forma de castigo para torturar tanto a las personas detenidas como a sus familias, buscando que abandonen su activismo político y el ejercicio de derechos como la libertad de expresión, la libertad de reunión y la protesta”, añade.
Los traslados sin aparente justificación entre diferentes prisiones también forman parte de este esquema represivo. No solo buscan desorientar a los familiares, sino también dificultar el acceso a visitas, alimentos y medicinas, intensificando el aislamiento del recluso y su sufrimiento en la prisión.
Además, la negación de atención médica especializada constituye otro elemento clave en la represión contra opositores como Rangel. Este, a pesar de sus padecimientos, ha sido privado de medicamentos esenciales, incluso cuando su familia los ha enviado a la cárcel.
Dicha negligencia deliberada, combinada con el aislamiento en celdas de castigo, refleja «un patrón de tortura psicológica y física que busca quebrar a los presos políticos», concluye Morfi.
A pesar de las amenazas y chantajes del régimen, tanto Rangel como su esposa continúan denunciando las injusticias que enfrentan. «Exhorto a los familiares de todos los presos políticos a que no nos quedemos callados», concluye Burunate, apostando por la lucha colectiva en la defensa de los derechos humanos en la Isla.
Publicación fuente ‘Yucabyte’
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