ODC: Wilfredo Prieto en su Bienal, el síndrome de la ‘situación poética’
Enmarcada en el contexto de la 15 Bienal de La Habana, el pasado 13 de diciembre quedó inaugurada la exposición bipersonal Síndrome de La Habana, de los artistas visuales Wilfredo Prieto (Cuba) y Gabriel Orozco (México), en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Se trata de una “instalación sonora”, “conformada por treinta y dos pistas de audio que recogen diferentes sonidos captados de manera aleatoria por toda la ciudad capital del país durante el año 2022”, según refirió la institución museística a través de su cuenta en la red social Instagram.
La pieza “compartirá espacios de circulación en los edificios de Arte Cubano y Arte Universal”, y está inspirada en “el ‘padecimiento’ provocado por los supuestos ataques sónicos contra funcionarios de la embajada de Estados Unidos en Cuba, en 2017, lo cual las distintas administraciones del gobierno de ese país han mantenido como pretexto para entorpecer las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana”.
En la misma publicación promocional la institución asegura:
“La obra pretende, a partir de un conflicto político, crear una situación poética, un paisaje sonoro con diversos elementos de la cotidianidad que pueden pasar desapercibidos en la vorágine del día a día. Es también un ejercicio contemplativo de la banda sonora de la realidad de la ciudad, que constata cómo la opinión internacional trascendental puede quedar opacada por la belleza del contexto común y cotidiano”.
El ODC considera importante llamar la atención sobre el hecho de que esta iniciativa artística es refrendada por una institución que responde a los intereses del Estado cubano, apelando a que un “conflicto político”, como los sucesos en torno al Síndrome de La Habana, puede ser legítimamente cuestionado por una “situación poética” generada a partir de un hecho creativo. La inauguración de esta muestra de Gabriel Orozco y Wilfredo Prieto ha sucedido luego de que el pasado 5 de diciembre el Subcomité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos apuntara mediante un informe que existen indicios que acercan la hipótesis de que los daños médicamente corroborados a funcionarios de la Embajada norteamericana en La Habana en 2016 fueron presuntamente provocados por “un adversario extranjero”.[1]
Wilfredo Prieto, uno de los implicados en esta exhibición, es uno de los artistas predilectos del establishment político isleño a la hora de intentar mostrar las bonanzas y resultados de su sistema de educación artística, partiendo del éxito logrado en el circuito galerístico internacional con instalaciones inicialmente sólidas en lo conceptual y bien gestionadas en el mercado de arte.
Las cercanías políticas de este artista exitoso, que goza de privilegios impensables para otros actores relevantes del ámbito cultural cubano, lo hacen explícitamente funcional a las estrategias propagandísticas gubernamentales. En este sentido, vale la pena recordar que el 15 de septiembre de 2020, en una entrevista concedida al coleccionista francés François Vallée, afirmó:
“En Cuba, por ejemplo, está muy de moda el ‘efecto Ai Weiwei’: algo muy parecido al realismo socialista, pero a la inversa. Este fenómeno es una ecuación fácil: si haces comentarios en contra del gobierno cubano, automáticamente estarás en todos los medios internacionales; esto quiere decir más fama, lo que se traduce en más mercado, más dinero. Esta fórmula, con ese tipo de amplificación, no funciona en otros contextos; por lo que aparece una nueva problemática en el sentido ético del arte y de los artistas en Cuba”.
Este criterio de Wilfredo Prieto fue publicado en un contexto particularmente hostil para el arte cubano independiente de los últimos años en la Isla. Se trata de uno de los momentos más álgidos posteriores a las protestas en torno a la emisión del Decreto-Ley 349, la fundación del Movimiento San Isidro (MSI) y algunas de las mayores articulaciones logradas entre la comunidad creativa, la prensa independiente y la sociedad civil. Solo sesenta días después de divulgada esta entrevista, comenzó el acuartelamiento en la sede del MSI, que derivó en sucesos como el 27N, el 27E y el 11J.
Valdría la pena pensar si no se trata también de “una ecuación fácil” el hecho de que Wilfredo Prieto y Gabriel Orozco nombraran Síndrome de La Habana a una exposición de este tipo, sucedida en la capital cubana y en un momento en que el Gobierno cubano intensifica la represión contra el disenso, fracasa en su gestión administrativa y queda cada vez más en evidencia ante la comunidad internacional como un sistema inoperante y carcelario. Valdría la pena también preguntarse si esta iniciativa del artista cubano y de su mentor internacional Gabriel Orozco no encarna igualmente un cuestionamiento profundo sobre «una nueva problemática en el sentido ético del arte», en un contexto precarizado y penitenciario como el que vive Cuba hoy.
El ODC alerta sobre estos modos sutiles de lavado de imagen de un régimen autoritario como el cubano, y sobre las complicidades tácticas que están dispuestos a llevar adelante determinados agentes de influencia que instrumentan al arte para encubrir las demandas de una mayoría silente. Igualmente, instamos a la revisión ética de quienes en respaldo del poder contribuyen a anular los derechos culturales y humanos de sus colegas, tan cancelados como los del pueblo humilde del que se originan artistas-comisarios como Wilfredo Prieto.
Nota:
[1] https://www.martinoticias.com/a/adversario-extranjero-probablemente-estuvo-detr%C3%A1s-del-s%C3%ADndrome-de-la-habana-dice-subcomit%C3%A9-de-c%C3%A1mara-de-representantes-/405498.html
Publicación fuente ‘Observatorio de Derechos Culturales’ a través de Hypermedia Magazine
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