Brenda González Betancourt: Entrevista a El Elokuente / ‘Hacer música dentro de un sistema que es tu enemigo es muy difícil’
René Díaz Pérez es un MC (microphone controller o maestro de ceremonias) del hiphop y el rap cubanos que busca transmitir en sus letras lo que piensa sobre diversos temas. Sin embargo, una gran parte de su obra está dedicada a las problemáticas sociales de Cuba. Su disco debut fue Producto Interno Inteligente.
Cuando el estudio casero Real 70 nacía en 2001, El Elokuente, nombre artístico de René, fue uno de los que convirtió aquel espacio en su acsa.
El rapero cubano reside en la Isla, desde donde lanzó en 2024 su sencillo Pagando el precio, un homenaje a los presos políticos, principalmente a los condenados por las protestas del 11 y 12 de julio de 2021.
El Elokuente es un lector voraz: le interesan especialmente la filosofía y el conocimiento, campos que intenta reflejar en su obra artística. Entre sus canciones figuran Rectificación de horrores, Réquiem por Martí, DPEPDPE, Mucha policía, poca poesía y Del amor nadie se escapa, entre otras. El Elokuente también ha colaborado con artistas del género como Papá Humbertico, Bárbaro “El Urbano” Vargas, DJ Lápiz, Navy Pro y Silvito “El Libre”.
¿Qué valor le da a componer y hacer música?
La música es una manera de estar vivo. Creo que muchos creadores comparten que hacer arte es el sentido que tiene la vida; sin eso lo pierde un poco. Hay otras cosas, pero esa es una parte grande del sentido de un creador y, por ende, de la mía.
¿Cuál canción marcó un antes y un después en su carrera?
No sabría decir cuál impactó o gustó más a la gente. Para mí fue un tema que se llama Cuanto más conozco al hombre, más quiero a mi perro. Es una canción con la que creo que logré algo, que marcó un antes y un después por la profundidad de las cosas que estaba diciendo.
¿Cómo es hacer rap en un país con protestas sociales?
Llevar una carrera con protestas sociales ―aunque mi carrera es más que eso― se define con una palabra: se llama “insilio”, exiliarte dentro de tu propio país. He vivido así muchos años y me ha costado mucha soledad, trabajar con la paz mental, la meditación; así como trabajar mucho en mis otras pasiones, que son la literatura y el cine, todo dentro de mi casa.
Canto muy poco. He activado más las redes, por ejemplo, Instagram. Son estrategias que uno va tomando para poder subsistir en un régimen totalitario cuando se quiere decir lo que uno desea. Todos mis temas no son de protesta; hay muchos existenciales, poéticos, con preguntas filosóficas que me hago, pero sí hay varios temas que abordan lo social, el totalitarismo y la dictadura. Eso me condujo al ostracismo, a no pertenecer a ninguna institución ―aunque tampoco quiero― y sentirme marginado políticamente.
¿Cuál es el mayor reto que ha enfrentado en estos años de carrera?
Seguir haciendo música dentro de un sistema que es tu enemigo es muy difícil; debes tener mucha fuerza, mucha fe. El mayor reto es coexistir en un ambiente hostil. Seguir con vida, no la física, sino la flama de la creatividad, ha sido el mayor reto, pero creo que lo he pasado bien, que tengo fuerza y que, en un futuro, si salgo de aquí, creo no tener muchos problemas para seguir creando y creciendo muchísimo más.
¿Está destinado el hiphop como género a darle voz a las inquietudes sociales?
Sí, pero no necesariamente, puede haber un hiphop que responda a temáticas muy personales, comerciales o lo que sea; no tiene un límite temático. Lo que sí gran parte del hiphop, por lo menos del cubano y del latino, responde a cuestiones sociales. Hay muchos problemas, y una parte del hiphop siempre los ha tratado. Sin embargo, para que exista buen rap no tiene que tratar necesariamente sobre una temática social.
¿Cómo describiría al género underground en Cuba en la actualidad?
Ya no hablo de underground. Antes tenía más sentido, porque no había medios de difusión como las redes sociales. No creo que existan muchos artistas underground, si es que existe el concepto. Después de las redes sociales todos nos estamos exponiendo, queremos ser escuchados. Me parece un concepto que caducó de cierto modo, que ya no es operativo.
Hay mucha gente que no es visible porque la dictadura no lo desea; ahí estaría la respuesta, por lo menos del movimiento del rap. No es por falta de talento, disciplina, empuje o esfuerzo; es netamente porque el totalitarismo no permite el discurso libre y nos invisibiliza a los artistas.
¿De qué factores cree que dependa el éxito de un artista en Cuba?
Serían muchos, pero creo que sin dictadura sería mucho más fácil. No es el único factor, porque hay muchos, básicos, como tener talento y disciplina. La dictadura no crea el marco cultural ni espiritual ni económico en el que un artista se puede desarrollar.
¿Los artistas cubanos están transmitiendo el mensaje correcto a través de sus canciones?
Depende del criterio personal de lo que uno cree “correcto”, cada cual tiene una percepción diferente. Se hace lo que se puede y desde donde se puede, porque en el contexto en el que estamos no hay brecha para hacer mucho más. Hay cosas que no me gustan, actitudes que toman, adhesiones, pero eso lo dejo al criterio personal, la gente hace lo quiere y no juzgo si es correcto o no.
Cada cual, cuando se acuesta en la cama, piensa y tiene su propia medida de las cosas. Personalmente, creo que estoy haciendo lo correcto, porque hay consonancia entre lo que siento y pienso.
¿Cuán solidarizados están los raperos con la realidad que vive el país?
Hay una parte que está solidarizada ―dentro y fuera de Cuba― con todo el desastre que se está viviendo. Muchos protestan, visibilizan… Hay otros a los que no les importa, y eso sí me parece bastante triste. Es una desgracia que un artista cubano no esté sensibilizado con lo que pasa en su país.
¿Cómo desea que lo reconozca el público?
―A veces me ha parado en la calle gente que no conozco; por las redes me escriben bastante diciéndome que escucharon canciones mías que los ayudaron. Quisiera que me reconozcan como una persona que intenta ayudar a otras, que intenta que otros busquen su propia libertad, que los ayuda a pensar, que les abre mundos con amplitud de pensamiento y sensibilidad. También que me reconocieran como escritor y guionista de cine; tengo otras aspiraciones que no son ser rapero.
¿Tiene algún proyecto cinematográfico o literario?
―Quisiera ser guionista de cine, pero, sobre todo, escritor. Estoy escribiendo una novela y un libro de poesía. Tengo varios ensayos, cuentos. Me siento tan escritor como rapero, o incluso más escritor que rapero a veces. He dedicado muchos años de mi vida a leer y a ver cine de autor, cine-arte. He publicado varias cosas, dos o tres poemas. A ver si pronto publico más.
Después de mis 40 años es que comienzo mi vida como escritor sin dejar de ser rapero. Por supuesto, y lo del guion de cine viene con la literatura, pero con un género que tiene sus propias pautas. La literatura, el cine y la música son mis tres pasiones. Me la paso escuchando o haciendo música, leyendo, escribiendo o viendo cine. Realmente no me alcanza el día entre esas pasiones.
A sus 40 años, ¿qué lo motiva a seguir en Cuba?
Ahora mismo no tengo mucha motivación en Cuba. A Cuba lo que me ata son mis padres, pero ya ni siquiera eso; creo que muy pronto voy a salir de aquí. Mi carrera ha tomado otro rumbo y empieza una nueva etapa para mí, si todo sale bien.
Publicación fuente ‘Cubanet’
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