Alexander Diego Gil: Tato Quiñones, el ausente imposible [Nota: Mario Castillo]

Autores | Memoria | 10 de enero de 2025

Tato Quiñones fue un individuo producto de un fenómeno social de algo que una vez se definió como «La Revolución Cubana». Hoy, cuando comienzan a emerger en toda su magnitud todas las historias de burgueses y propietarios de medio pelo expropiados, fortunas saqueadas, fusilamientos masivos, vidas destruidas, autoritarismo institucionalizado, vigilancia permanente y sublimación de la miseria generalizada, que como una costra agresiva nos asfixia, precisamente hoy, recordar a Tato Quiñones es un acto de fidelidad y respeto a un individual grande, pero también un acto de sanidad mental y de reconexión con lo mejor de los espíritus que fertilizan nuestra tierra cubana.

Tato Quiñones es una pequeña y honrosa muestra de que eso que YA sabemos que es la Revolución Cubana, no es todo lo que PODEMOS y DEBEMOS saber. 

Con Tato Quiñones podemos decir que la llamada Revolución fue también una «aventura intelectual» (Moreno Fraginals), «un viaje a la semilla» (Alejo Carpentier) de los del «fondo del caldero» (Tato Quiñones), sin pedir permisos y sin esperar recompensas, un momento fundacional, una prueba de fuego.

Y también una derrota.

Pero Tato Quiñones tuvo una Victoria, nos dejó una gran posibilidad, nos dejó un gran Jagüey en la esquina de Morro y Colón. Tato no está en el cementerio, está en esa esquina, esparciendo semillas.