Jandro Martínez: Salvaguardando la historia del rock cubano / Entrevista a Luis Antonio Valdés Montiel (El Rincón del Zine Cubano)

Autores | Música | 12 de enero de 2025
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El 29 de septiembre de 2021 marcó el nacimiento de El Rincón del Zine Cubano en la plataforma Telegram, que si bien comenzó como compilatorio, acabó convirtiéndose en un archivo viviente, no solo de palabras impresas, sino también de las canciones y melodías que definen la escena rockera y metalera de Cuba.

Conecto con Luis Antonio Valdés Montiel a través de una llamada telefónica. Su apacible voz transmite la calidez propia de la ciudad de Sancti Spíritus, su camaradería es palpable y, en cuestión de segundos, me envuelve en una sensación de familiaridad como si nuestra amistad se extendiera a lo largo de toda una vida. A sus 36 años su alma late al compás del rock y el metal, géneros que no solo han marcado su trayectoria, sino que también han esculpido su identidad.

En medio de su búsqueda por encontrar nuevas sonoridades, los fanzines se manifestaron en la vida de Luis Antonio como un auténtico tesoro, convirtiéndose en  una conexión indispensable con el mundo del rock. Estas publicaciones, cargadas de pasión y rebeldía, se transformaron en una brújula que guiaba su exploración por los senderos menos transitados de la música, ofreciéndole un panorama amplio y diverso de un género musical que desafiaba todas las convenciones.

“Me defino como un espirituano común, cuya vida profesional ha girado en torno a la contabilidad y la consultoría económica”ha sido básicamente a lo que me he dedicado durante toda mi vida profesional (y me encanta). Aunque actualmente me encuentro incursionando en la esfera de la comunicación, porque admiro y respeto profundamente la investigación y el periodismo”, confiesa.

Para Luis Antonio, la música es su refugio y su inspiración: “La música siempre está presente en mí y la selecciono según mi estado de ánimo o lo que esté haciendo en el día. Lo mismo amanezco escuchando Nevermind de Nirvana, y al rato me bebo tres discos seguidos de Cradle of Filth, que me voy caminando del trabajo escuchando a Diana Krall. Todo depende del momento”.

Si hay algo que realmente mueve su vida es el mundo del rock. La odisea de Luis Antonio Valdés en el vasto universo rockero es una epopeya de autodescubrimiento y aventura, nutrida por las melodías que desde su infancia llenaban los rincones de su hogar.

“Recuerdo [de] pequeño escuchar en mi casa canciones que me encantaban por su ritmo, especialmente por las guitarras. Mi hermana por aquel entonces ponía canciones de Paisaje con Río, Monte de Espuma, Tanya y Frecuencia Mod, pero también crecí con programas como A capella, de Guille Vilar, y cada noche en Radio Sancti Spíritus, sintonizaba la media hora correspondiente al Árbol del Blues, conducido por Jorge Luis Lorenzo; un programa radial dedicado a la música popular anglosajona que, a mi criterio, ha sido de lo más memorable que ha existido en la radio espirituana”.

En una isla donde el rock no era precisamente el género dominante y donde la tecnología y el acceso a la música eran escasos a inicios de los 2000, la pasión por la exploración musical de Luis Antonio no conocía límites. Las peñas y festivales de su provincia se erigieron como sus santuarios musicales, verdaderos oasis en los que buscaba saciar su sed por los sonidos inéditos y las bandas emergentes.

“Creo que es importante escoger la banda sonora de tu vida, y en mi caso ha sido el rock y el metal. Nadie me lo impuso, nadie lo sugirió. Yo lo escogí y me ha acompañado en los mejores y peores momentos de mi vida, llegando a facilitarme descubrir nuevos temas de interés. Es un género que tiene una evolución y una historia de supervivencia al igual que la misma civilización humana, porque ha sido injustamente juzgado a través de los años y tratado de [ser invisibilizado] durante décadas (especialmente en nuestro país), por la propia política, la incomprensión estética o los estereotipos”.

“Los fanzines, en aquellos tiempos sin internet, eran linternas en la oscuridad. Ventanas a historias, novedades y un mundo más amplio. Eran la conexión directa con las bandas y con la comunidad global del rock. Y en Cuba, donde las grabaciones a menudo eran caseras, los fanzines y los demos se convertían en los hilos que tejían nuestra escena musical de provincia en provincia”.

Luis Antonio siempre se sintió atraído hacia este tipo de publicaciones, hasta que, movido por un impulso de conservación, decidió emprender la tarea de compilar todas aquellas ediciones amateurs que documentaban el pulso de la escena rockera y metalera cubana. Siempre ha sido un ferviente defensor del intercambio cultural y un coleccionista apasionado que encuentra alegría en compartir música, libros y revistas con aquellos que también comparten su entusiasmo.

Según Luis, “toda música merece ser escuchada y cada fanzine ser leído, como un acto de respeto hacia la pasión y el esfuerzo invertidos en ellos”, y de ahí nace su iniciativa por compilar todo cuanto se ha escrito de rock en Cuba que va más allá del mero acto de preservación. Así nació su colección de fanzines.

“Es imperativo salvaguardar la memoria histórica y nosotros, los coleccionistas, dedicamos una atención especial a este cometido. Además, fue en Sancti Spíritus donde se celebró el primer encuentro de editores de fanzines de toda Cuba, conocido como Hoja Lata. Por ello, me pregunté… ¿existe acaso un lugar más idóneo que mi propia tierra para dar inicio a este proyecto? Ante la escasez de ejemplares impresos y la inevitable pérdida que sufrían los fanzines con el paso del tiempo, decidí emprender una cruzada personal para salvaguardar este valioso legado. ¿Mi misión? Crear una colección digital que preservara cada página, cada reseña y cada fotografía de aquellos tesoros impresos. Así que comencé a escanear meticulosamente cada fanzine que atesoraba, creando un archivo digital que trascendiera el tiempo y el deterioro del papel, asegurando que la historia contada a través de estos medios perdurara para las futuras generaciones”.

Ante la interrogante de si él consideraba que el fenómeno del fanzine en Cuba ha estado subvalorado, Luis Antonio me respondía lo siguiente:

“Hay algo muy verdadero: ‘lo que no se ve, no existe’, y quizás este sea el motivo por lo que casi todo lo que nace en el underground se queda en el underground, y el fanzine, lamentablemente, no está exento de la regla”.

Según Luis Antonio, la clave para cambiar esta realidad es la visibilidad, algo que solo se puede lograr con el esfuerzo incansable de promotores e investigadores. Desde entonces, su colección, tanto física como digital, es un testimonio de su compromiso con la historia del rock y metal en Cuba y un legado que busca compartir con las presentes y futuras generaciones.

“Para ser honesto, nunca imaginé que mi proyecto tendría un impacto significativo, pero descubrí que muchos entusiastas de nuestra comunidad estaban en busca de demos y bandas, tesoros ocultos que parecían inalcanzables en los vastos rincones de internet. Al tener acceso a estos materiales, decidí compartirlos en el canal, lo que eventualmente me llevó a la idea de fusionar ambos mundos: los fanzines y la música. La respuesta ha sido sorprendentemente positiva. Recibo mensajes constantes solicitando material, mientras que otros expresan su gratitud al reencontrarse con ediciones que creían extraviadas para siempre, incluyendo a algunos editores que habían perdido rastro de sus propias creaciones. Esta acogida tan cálida no solo valida el esfuerzo invertido, sino que también alimenta mi pasión por seguir adelante con este proyecto, enriqueciendo y compartiendo nuestra cultura con la comunidad».

Para Luis Antonio, El Rincón del Zine Cubano trasciende el concepto de colección y se convierte en una misión personal, un compromiso con la posteridad para preservar la crónica viva del rock y del metal made in Cuba. Su aspiración es que cada género musical de la isla tenga su propio repositorio digital, accesible a todos y que sirva como una ventana al mundo para mostrar la riqueza y diversidad de la música cubana.

“Soy del criterio de que todo lo que se hace desde el corazón y con buena voluntad tiene que salir bien. He pasado más de la mitad de mi vida escuchando rock cubano, investigando, leyendo y nutriéndome de toda información cuanto he podido encontrar. Si con este proyecto logro contribuir a la preservación de nuestra memoria histórica, entonces he cumplido mi objetivo con la creación de El Rincón del Zine”, dice.

“Es fundamental que cada género musical que forma parte de nuestra rica cultura disponga de un repositorio, ya sea digital o físico, que sea accesible y consultable por todos. En la era actual, donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la creación de estos archivos digitales debería volverse una necesidad, permitiéndonos acceder a ellos desde cualquier lugar del mundo. Esta accesibilidad universal no solo preserva nuestra herencia musical, sino que también la democratiza, abriendo un portal a la diversidad sonora de Cuba para el disfrute y la educación de todos”.

Acciones como las del espirituano Luis Antonio Valdés transmiten un mensaje contundente a las futuras generaciones de promotores y periodistas culturales: la visibilidad y la profundización en la historia de cada uno de los géneros que componen nuestra historia musical deberían ser cruciales, y deberíamos considerar esta visibilidad y profundización no solo como un acto de respeto, sino también como un compromiso con la preservación del legado de todos aquellos que nos antecedieron.

“Hay muchísimo que argumentar todavía; cada punto de vista es válido y aporta un granito más de arena al entendimiento de un género complejo y lleno de matices. No debemos dejar que quede olvidado. Es parte de nuestro trabajo como promotores, seguidores y cubanos en general, porque no existe algo más satisfactorio para un rockero cubano que ver triunfar un estilo que por tanto tiempo fue menospreciado (aún estamos luchando por darle su verdadero valor y tengo fe que algún día se logre)”.

La volátil, polémica, heterogénea y compleja escena del rock y metal en Cuba no cesa de transformarse. Sin embargo, Luis Antonio Valdés Montiel se erige como un pequeño faro que busca que la historia de estos géneros en nuestro país resuene a través del tiempo. Su cruzada se convierte en un recordatorio vibrante de que la historia del rock cubano seguirá escribiéndose mientras haya corazones dispuestos a escuchar y manos listas para preservar su inmortal sinfonía.

Publicación fuente ‘AM:PM’