Carlos Alejandro Rodríguez Martínez: Entrevista a Kenny Lemes / ‘Si yo puedo señalar la belleza en mis fotos, es porque está en el mundo real’

Las fotos de Kenny Lemes (La Habana, 1985 – Argentina, 2025) siembran duda: no se sabe si lo bello siempre estuvo ahí, en el lugar que fijó el fotógrafo, o si fue su mirada la que creó una capa de belleza. En cualquier caso, después de la foto hay belleza.
A Lemes, que nació en La Habana y se fue a los 11 años a Buenos Aires, Argentina, le interesa particularmente fotografiar la piel y las marcas en el cuerpo. Cuando le sugiero que fotografía la piel para capturar el alma, me dice que no, que lo siente, que me equivoco.
“Hay un mito en el mundo de la fotografía que es esto de creer que cuando te retratan pueden ver tu alma”, se explica a través de Instagram, el mismo espacio donde suele colgar sus fotos. “O, por lo menos, eso es lo que la mayoría de los fotógrafos dicen que quieren: ‘Quiero retratar tu esencia’, ‘Quiero ver tu verdadera persona’”.
Él no. Él cree que “nadie puede retratar la esencia de nada, ni la verdad de nada porque TODO es una pose, una performance”.
“Cuando uno se deja retratar siempre sabe qué está dando: qué perfil, qué mirada y con qué intención. Suma a una narrativa determinada. Miro como que soy dulce, miro como que estoy triste. Pongo cara de que soy sensible”, dice.

“A mí me parece que la verdad de las personas está en la piel, y que por eso, por ejemplo, cuesta tanto desnudarse. No hay nada más privado que la piel. Nada más privado ni nada más profundo. La piel es lo más profundo. La imagen es performática, es movible. Uno cambia según la ocasión. La piel no la podemos cambiar”, resume en un instante su visión poética de la fotografía y del mundo.
Y sigue: “Por eso me interesan los tatuajes. Me interesan las maneras en las que la gente elige lastimarse, rayarse, escribirse la piel. Esas elecciones nos dicen LITERALMENTE quién es esa persona. Nada del alma. No me interesa ni el alma ni la supuesta verdad que refleja la fotografía”, termina tajante.

¿Cuándo empezó a interesarse por las imágenes como un recipiente que no contiene, sino que constituye?, pregunto, intentando excavar en una conversación a ratos fluida, a ratos cortada por miles de kilómetros y un teléfono a cada lado.
Él cree que “la expresión artística siempre es catarsis”, que siempre es “un medio de descompresión”, al que él llegó, dice, porque era tartamudo.
“Yo estoy seguro que me interesó escribir para equilibrar mi problema de comunicación oral”, va desgranando. “Cuando uno carece de algo, por otro lado cultiva mucho algo que haga que esa carencia no pese tanto. Tengo la sensación ―no lo sé, es contrafáctico― de que no me hubiera empeñado en escribir bien si hubiera podido hablar normal como cualquiera. Y creo que la fotografía fue una continuación obvia de ese deseo de escribir. Fotografiar es una manera de decir”, asesta.
―¿Cómo hallas las pieles y cuerpos que te interesa fotografiar?, le pregunto.
―Generalmente por aquí, por Instagram. Veo a alguien y me doy cuenta. Me tiene que hacer eco por algo que tenga que ver conmigo. Yo trabajo desde mi propia subjetividad, sobre mis propios prejuicios, mis heridas personales.
“Me gusta sentirme reflejado en las personas que retrato. En todas hay ecos míos… Pero igual, más allá de esas subjetividades, más objetivamente, me gusta la gente que parece estar en medio de una tormenta. Y que parece tener historia. Me gusta la imagen que abre preguntas, y genera misterios, dudas, cuchicheos: “Mira, tiene la pierna lastimada; mira ese tatuaje; mira lo que está haciendo. ¿Es mujer o es hombre? ¿Es trans? ¿Eso es sangre? ¿De dónde salió? Me gusta la imagen que te detiene. Que no te deja mirar por arriba y seguir de largo”.

***
En 2019, Kenny viajó de Buenos Aires a La Habana, donde estuvo cuatro de los seis meses que planeaba pasar. En Cuba comenzó un proyecto y lo dejó. “Es muy difícil el cubano con las fotos y los que parecen yumas”, se justifica. “Muy cerrado, creen que uno siempre tiene segundas intenciones, cuando les hablas de una mirada intimista lo relacionan con una búsqueda sexual”.
A él le hubiese gustado ―sigue desgranando― meterse en “ciertas áreas de gran marginalidad, sobre todo con respecto a lo gay y trans. Dos veces paré por la calle a dos chicas visiblemente trans ―cuenta―, les expliqué que era fotógrafo y que quería retratarlas y me dijeron que no”.

***
En una entrevista previa, Kenny se definió como “una persona profundamente pesimista”. Yo quiero saber si es una persona pesimista que fotografía, o es lo que encuadra y captura lo que nutre su pesimismo.
“Yo no creo que mi pesimismo dependa de la fotografía, soy pesimista con respecto al mundo”, dice, tajante. “La fotografía es mi manera de engañarme un poco. A mí me gusta pensar que si yo logro ver belleza en lo peor, en el dolor y en el caos… si yo puedo señalarla en mis fotos, es porque esa belleza está ahí afuera, en el mundo real”.
“Es un poco ingenuo”, se adelanta. “Pero esa ilusión es lo único que tienen los artistas. Nietzsche dijo: ‘Tenemos arte para no morir de la verdad’”.

―Hay un espacio, donde probablemente conviven todes tus fotografiades, que has definido como “fuera del mundo”. ¿Qué buscas ahí?, indago.
―Yo diría que, cuando retrato a otras personas, lo hago mirando con el amor con el que me gustaría poder mirarme a mí.
Kenny pone especial devoción en sujetos con identidades de género y sexualidades disidentes. Muchas de sus fotos discursan sobre personas no binarias: hombres, mujeres, trans… casi todes con la piel marcada. ¿Qué busca aquí, qué le interesa?, yo indago y él me esquiva: “A mí lo que me interesa son las mariposas cuando vuelan de noche”.
Sigo molestándolo con preguntas que son “complejas”, dice, que no tienen una sola respuesta o una respuesta sencilla, y que, después de enunciarlas me parecen casi simplonas e innecesarias: ¿Cuál es la parte tuya que buscas fotografiar en otres?, le prometo que termino.
―Dicen que todas las fotografías son selfis. En mi trabajo se refleja perfectamente lo que yo soy y todo lo que desearía ser y no puedo.

Publicación fuente ‘Cubanet’, 2023
Responder