La militarización de las playas guantanameras comenzó poco después del triunfo del castrismo. Primero los propietarios de fincas aledañas a la base fueron obligados a reubicarse en otras zonas, y luego fueron confiscadas las casas de veraneo. Ahora esos lugares son un coto exclusivo para militares y dirigentes cubanos de alto rango. Vienen a cazar venados o reses que viven en estado salvaje, algo que para un cubano común constituiría “delito de sacrificio ilegal de ganado mayor”. Para seguir leyendo…
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