«La reseña publicada el domingo en DDC sobre la Historia mínima de la revolución cubana de Rafael Rojas ha venido acompañada con “ataques” y “defensas” que lo mismo atribuyen el libro de Rojas a pactos con el castrismo que mi reseña a oscuros rencores personales. Dado lo crispado que anda el ambiente en estos tiempos ese descenso de la discusión a un largo repertorio de bajezas no me sorprende demasiado. A Rojas –con quien tengo una larga relación de amistad- tampoco le debe de haber sorprendido que en la reseña intente continuar discusiones públicas y privadas que hemos sostenido sobre los temas que toca el libro, temas que me parecen vitales en cualquier debate que se emprenda en esos tiempos sobre el pasado reciente. Como tampoco creo que Rojas imagine, como buena parte de sus defensores de estos días, que lo estoy acusando de castrista. Si algo me decidió a escribir esa reseña fue la convicción que su lectura de mi texto no sería tan elemental.» Para acceder a la reseña, aquí. Para la Coda, aquí. 😉
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