La serie de episodios mediáticos que ha dado forma al espectáculo de la normalización -Beyoncé, Hollande, Obama, los Rolling Stones, los cruceros, Channel, las Kardashians,Rápido y furioso…- ha provocado algo más que una reparación de daños simbólicos. Algo más que discursos continuistas en la perversa «reflexión» de Fidel Castro, «El hermano Obama», o en el informe de Raúl Castro ante el VII Congreso del Partido Comunista o en la insólita calificación de «ataque», para la visita del presidente de Estados Unidos, en boca del canciller de la isla. Lo que hemos leído en el último mes es una verdadera reacción conservadora contra el restablecimiento de relaciones entre Washington y Cuba y contra el avance del mercado en la economía y la cultura… Para seguir leyendo…
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